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Lago de Alqueva. Navegar como capitán de barco por unos días en el mar interior de Portugal

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Navegar plácidamente manejando tu propio barco, atracar junto a la orilla para detenerse a pescar o para coger la bicicleta y explorar los alrededores del Lago de Alqueva, unirse los tripulantes de varios barcos para compartir el aperitivo o darse un baño juntos, navegar en kayak, organizar una barbacoa en la orilla y luego disfrutar de una copa en cubierta y un apacible sueño en los confortables camarotes…

Suena bien, ¿no? Pues todo esto es mucho más fácil y barato de lo que se piensa, y se puede realizar aquí al lado. La propuesta más original de este verano viene de la mano de Amieira Marina, una joven empresa portuguesa que acaba de lanzar en España su servicio de alquiler de barcos en el Gran Lago de Alqueva, un pequeño mar interior de Portugal en pleno Alentejo, a poca distancia de la frontera entre Portugal y España.

El embalse de Alqueva, donde Amieira Marina tiene sus instalaciones, es el lago artificial más grande de Europa. La Presa de Alqueva, de 96 metros de altura y 458 metros de coronación, ha permitido crear un espejo de agua con cerca de 250 km2 y una longitud total de 83 km. Sus márgenes se extienden por unos 1.160 km, más que la costa portuguesa del Atlántico.

La obra recibió hace poco el «Premio Internacional Puente de Alcántara», instituido por la Fundación San Benito de Alcántara, que tiene una periodicidad bienal, y está destinado a galardonar, dentro del ámbito iberoamericano, la obra pública que reúna mayor importancia cultural, tecnológica, estética, funcional y social, teniendo en cuenta asimismo la calidad técnica y estética y la perfección alcanzada en la ejecución del proyecto.

Capitán de barco
Amieira Marina ha creado un servicio de alquiler de barcos a motor, con capacidad de entre dos y diez personas que pueden ser tripulados por uno mismo, tras recibir unas pequeñas lecciones de navegación que duran apenas media hora. Precisamente la facilidad de manejo de las naves y la posibilidad de elegir cualquier recorrido en la amplia superficie del pantano son los principales atractivos de esta nueva fórmula de vacaciones que hasta ahora estaba limitada a los expertos que podían manejarse en el mar, con la titulación correspondiente.

El barco puede tripularse desde la cabina o en la toldilla exterior haciendo algo tan sencillo como mover un volante similar al de un automóvil, graduando la velocidad con una palanca y decidiendo ir hacia delante o hacia atrás. Para que no falte nada y todo sea seguro y fácil, todos los barcos están equipados de GPS que dibuja el plano de la zona donde se encuentra, las boyas próximas y la ruta preferente a seguir, y también con un sonar que indica la profundidad y señala la proximidad de rocas o posibles peligros en los que encallar.

Cada camarote está equipado con camas doble o gemelas, armarios y estantes, cuarto de baño privado, equipado con inodoro, lavabo y ducha, ventanas y ropa de cama y baño. Además, en la zona común hay una cocina con amplio frigorífico, cocina de gas con cuatro fuegos, TV con lector de DVD, radio con CD, ventilador, mesa, sofá convertible en cama supletoria y todo el equipamiento de cocina y vajilla necesario. En la zona exterior hay un solarium, mesa y sillas, espacio para barbacoa, sombrilla, etc. Los barcos pueden transportar también bicicletas de montaña, cañas y equipo de pesca, canoas…

El tiempo de navegación a bordo discurre tranquilamente mientras se toma el sol, se contempla el paisaje, se lee un buen libro o se saborea una cerveza helada. La tripulación puede repartirse entre varias personas, dada su facilidad, o incluso se puede optar por parar completamente el barco en cualquier lugar, sin necesidad de amarres ni anclas mientras todos comparten la comida o la charla. Los más deportistas pueden nadar, remar, montar en bicicleta, pescar… y los más comodones limitarse a contemplar las aves, echar una siesta o tomar un aperitivo.

A la hora de la comida o la cena, nada como preparar algo que saborear a bordo, en el silencio del lago y con el sol o la luna como únicos testigos. Puede optarse por algo ya preparado que pueda calentarse o tomarse frío o decidirse a ejercer de chef en la bien equipada cocina del barco. Previamente, claro, habrá que haber hecho acopio de los alimentos necesarios, pero nadie echará de menos la cocina de su casa.

En los alrededores
Aunque el principal atractivo de la propuesta de Ameira Marina es la navegación por el pantano de Alqueva, también puede optarse por atracar el barco en cualquier ribera, tomar la bicicletas y hacer turismo por la región. Da gusto pasear por estas tierras llanas y claras, que en primavera se cubren de flores blancas y que ofrecen una permanente sucesión de encinas y olivos, de rebaños de vacas y ovejas.

Este es el lugar para descubrir el Alentejo más profundo, una región que se extiende entre llanuras infinitas y montes bajos, con tierras fértiles colmadas de cereales, viñas y alcornoques, donde pastan los ganados. A nuestro paso se encuentra un vasto territorio casi despoblado, sólo salpicado por pequeñas aldeas, carreteras de segundo orden y riachuelos recién nacidos en altitudes que nunca superan los 500 metros. Un campo salpicado por cortijos, aldeas y pueblos con identidad propia, en una demostración de fuerza de la cultura y de la naturaleza, que merece un paseo sin prisas.

En cualquier de ellos puede descubrirse uno de los grandes secretos del Bajo Alentejo: su gastronomía. La cocina de esta tierra pone creatividad en todos sus platos, dándoles un toque de imaginación. Alentejo fue en otros tiempos una gran región productora de trigo. En los bosques de alcornoques y olivos, grandes piaras de cerdos pastan en la llanura. Por eso, el pan, el cerdo y el aceite son la base de una de las cocinas más sabrosas de Portugal, y que las hierbas perfuman con aromas de campo. La sopa es el plato principal; puede ser fría como el gazpacho, o calientes y acompañadas de pan como la sopa de cazón, de bacalao o de tomate con longaniza. El pan también está presente en las migas que acompañan al cerdo, el guiso de cordero o en una sencilla ‘açorda’ (sopa de pan) alentejana. También la caza es un apartado destacado de la gastronomía de Alentejo y, claro, los muchos pescados que se encuentran en sus ríos y pantanos.

No hay que perderse los quesos y la repostería conventual. Entre los quesos, los más apreciados son los de Nisa, de Serpa y Évora, y nada mejor para acompañarlos que probar un tinto de Borba, Redondo, Reguengos o Vidigueira. Y en cuanto a los dulces… bueno, esta era una zona con muchos conventos y el trabajo de las monjas, juntando huevos con azúcar y almendras, ¡era una canción de alabanza a Dios!.

Cómo llegar
Amieira Marina está muy cerca de la frontera entre España y Portugal (de hecho parte del Gran Lago es común entre los dos países). La mejor combinación es llegar a Évora, a 100 kilómetros de Badajoz por la A-6 y luego seguir las indicaciones hasta Portel y Amieira.

Información
Puede hacerse la reserva directamente en los teléfonos 00351 266 734 448 y 00351 938 321 925. Fax: 00351 266 732 403. www.amieiramarina.com

Inicio de una apasionante ruta turística
La propuesta de navegación de Almeira Marina es perfecta para combinarse con una estancia más prolongada en el Alentejo, una región poco conocida de Portugal, donde no faltarán sorpresas al viajero. Aquí se pueden descubrir la gama de colores y aromas de los que se compone el Alentejo. Flora y sorprendente fauna, agua como un bálsamo para el alma, perfumes de la naturaleza en una tierra que ofrece mucho más que el dorado de la mies.

Se puede caminar por el verde de las Sierras d’0ssa y Monfurado, donde viven en sosiego variadas especies de flora y fauna. O explorar el Parque Natural de la Sierra de S. Mamede, punto de encuentro de los paisajes que caracterizan el sur y norte de Portugal. Ciervos, zorros, águilas, son numerosas las razones para conocer los secretos de la Sierra, que exhibe el punto más alto al sur del Tajo. Siempre que el calor apriete al atravesar el Alentejo, conviene recordar que hay agua cerca. Los embalses, esenciales para la conservación del mundo rural, se esparcen de norte a sur e invitan a la distensión, entre baños, meriendas campestres y deportes acuáticos.

Los que busquen una opción más cultural y urbana pueden descubrir los castillos y aldeas del Alentejo, donde disponer del tiempo y espacio que se necesita para disfrutar de unos días tranquilos. Se pueden escuchar las historias de los monjes caballeros de Flor da Rosa, apreciar el paisaje desde el castillo de Evoramonte y pasar unos días en la aldea de São Gregório.

Antaño baluartes indispensables para la defensa del territorio, los Castillos de Frontera son centinelas en el tiempo que cuentan historias. Son historias que vienen de lejos y que nos remiten a la contemplación y curiosidad de los tiempos de antaño, de hazañas heroicas y gloriosas batallas.

Así se parte a descubrir el conjunto de castillos que simbolizan nuestras más profundas y remotas raíces que nos ayudan a comprender la cultura y vivencia de nuestros antepasados. Hay mucho para escoger, por ejemplo los castillos de Alfaiates, Sortelha, Vilar Maior, Sabugal, Castelo Mendo, Castelo Bom, Castelo Rodrigo, Penamacor, Monsanto, Pinhel y la Fortaleza de Almeida. En su mayoría están clasificados como monumentos nacionales, remontándose a los siglos XI, XII y XIII y están profundamente vinculados a la vocación militar de defensa y consolidación del territorio nacional portugués en su permanente pugna contra España.

Pero Alentejo es también el lugar ideal para una escapada romántica. En sus palacios y conventos o en las casas bajas en medio de vastos horizontes, es fácil encontrar calma y refugio en un ambiente tranquilo que hace olvidar la ciudad. Puede pasarse, por ejemplo, un fin de semana en la Pousada de Alvito, donde todo invita a vivir en pareja la belleza acogedora del lugar. Disfrutar de una cena romántica en la calma del claustro de un castillo del siglo XV, que ofrece hoy, con todas las comodidades, el ambiente de la vida en la corte. Después puede recorrerse la Ruta del Fresco en las iglesias de la región, descifrando los secretos que los pintores confiaron a las paredes. Si se quiere conocer más cosas, hay que ir rumbo a Évora al descubrimiento de algunos de los monumentos más bellos del Alentejo.

Respirar el ambiente romántico de la terraza del Palacio de los Duques de Cadaval y admirar los frescos de las intrigantes Casas Pintadas. Deambular por la Praça do Giraldo y Largo das Portas de Moura, admirar sus ruinas romanas, las más importantes de Portugal… y entonces se entenderá por qué es una de las ciudades preferidas de reyes y reinas y está declarada Patrimonio de la Humanidad.

 

 


 

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