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Pueblos marineros con encanto

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Los pueblos marineros de la península son una alternativa ideal para el ocio y el descanso en verano. Lugares con magia y encanto donde poder disfrutar de la playas, de la arena, del sol, de sus aguas, su paisaje y paisanaje. Pueblos y villas con auténtico sabor y olor a mar, en enclaves de ensueño, entre montañas, rías y parques naturales.

Lugares idílicos en los que poder alternar el sol, la playa con itinerarios de gran valor turístico y cultural, así como poder practicar otras actividades como el senderismo, la vela, el surf…, sin desechar tampoco la siempre interesante oferta gastronómica que brindan estas localidades.

Vegadeo, entre dos tierras (Lugo) A un paso de la magia de los Oscos o de los Ancares, al lado mismo de playas como Penarronda, Tapia, Las Catedrales…; unos recursos y una oferta comercial que brinda las ventajas y evita los inconvenientes de las grandes urbes; un paisaje maravillosamente variado, temperaturas moderadas todo el año, unas posibilidades deportivas y culturales realmente atractivas hacen de Vegadeo una cita interesante.

Genuina y muy gallega Villa de Viveiro (A Coruña) Justo donde el Cantábrico se encuentra con el Atlántico, allí donde mar y océano se hacen uno, a pocos metros del punto más al norte de España está Viveiro, una villa cuyas raíces se anclan entre romanos y celtas y cuyo desarrollo tuvo lugar entre los siglos XII y XV. Viveiro, una villa que tiene un centro histórico declarado Monumento Nacional y un importantísimo patrimonio artístico, comenzando por los restos de la antigua muralla medieval que resistió los ataques de piratas en el s. XVI, incendios e inundaciones. Aún se conservan vestigios adosados a algunas casas o en pasadizos y tres de sus antiguas puertas.

Llanes, verde de color y olor a mar (Asturias) El bello conjunto pesquero de Llanes, en tiempos ballenero, mira de cara al mar y se reguarda a los pies de la sierra de Cuera. Sus calles, a pesar de la concurrencia de veraneantes, mantienen intacto su armonía tradicional, un interesante casco histórico, su magnífica iglesia gótica y un ambiente tan antiguo como señorial.

Tazones (Asturias) En Asturias, a orillas del mar Cantábrico, se esconde este singular pueblo marinero, entre olor a sidra, mariscos y pescados. Sin tan siquiera trescientos habitantes, un recoleto puerto pesquero –antes ballenero- y a tan sólo veinticinco kilómetros de Gijón, Tazones, se suma a esa indefinida lista de “Pueblos con encanto”.

San Miguel de Tajo, delicia marítima de la isla de Tenerife (Islas Canarias – Tenerife) Destino gastronómico en el archipiélago canario. San Miguel de Tajao, o sólo Tajao, en la isla canaria de Tenerife, es una de las mejores opciones para reponer las fuerzas mermadas tras la visita inexcusable al Parque Nacional del Teide. Un acogedor rincón de la costa tinerfeña que, y nunca más acertado, desprende sabor a mar.

Castro Urdiales, gran villa del Cantábrico (Cantabria) Castro Urdiales, villa marinera ubicada en la franja costera oriental de Cantabria, se encuentra rodeada de bellos paisajes costeros, tanto de acantilados como playas de fina arena. La población de la villa ha vivido tradicionalmente vinculada a la pesca y a las industrias conserveras y, en los últimos años, ha desarrollado notablemente el sector turístico.

El horizonte de Agua Amarga (Almería) La costa de Almería abarca la cuarta parte del litoral andaluz. Una costa cuajada de acantilados, de entrantes y salientes, que han permitido la irrupción de recoletas poblaciones de blanquísimas casas que tratan de hacerse hueco en la inmensidad del mar. Agua Amarga, lugar tranquilo y sosegado, es una de ellas.

La villa de Luarca, pueblo pesquero asturiano (Asturias) La villa de Luarca está ligada al mar y fue desde siempre un enclave pesquero de importancia, sobre todo en la captura de la ballena. El puerto y sus barrios marineros junto con el cementerio y el faro forman un conjunto de impresionante belleza que dirigen nuestros pasos hacia Villar, donde existe una de las más importantes muestras de arquitectura indiana de todo el Principado de Asturias.

Villa marinera de Santoña (Cantabria) La Villa Marinera por excelencia, Santoña presume de ser uno de los lugares más turísticos de Cantabria por su riqueza paisajística y por la de su patrimonio histórico. Este municipio, que está enclavado en la Costa Oriental de Cantabria, cuenta con unas comunicaciones inmejorables.

Tapia de Casariego, pueblo pesquero del occidente asturiano (Asturias) Villa marinera que ya fuera deseada por los balleneros vascos. A caballo entre Asturias y Galicia, Tapia de Casariego atrae al visitante, a lo largo de todo el año, por su tipismo, agradable clima, su gastronomía y por sus extraordinarias playas. Paisajes que una y otra vez aparecen en los lienzos de nuestra memoria.

Puerto de Mogán, la Venecia de Canarias (Islas Canarias – Gran Canaria) Antiguo barrio marinero, El Puerto de Mogán se conforma como un conjunto de recoletas e inmaculadas casas a cuyos pies se desliza el agua y cuyas ventanas exponen una armoniosa colección de flores multicolores.

Nazaré en todo su esplendor (Portugal). El horizonte favorito para los amantes de la fotografía y también del surf. Nazaré es una de las mejores zonas costeras de Portugal, que abandonó la pesca para explotar el turismo.

Cadaqués, bajo la impronta de Dalí (Girona) Griegos, fenicios y romanos, no pudieron disfrutar del arte de Dalí. Como tampoco los antiguos marineros que temían ser arrastrados hacia los acantilados de la zona y ver como se destruían sus embarcaciones. Cadaqués, en pleno corazón de la península del Cap de Creus, vio como los enormes vientos que provoca la Tramuntana, su incomunicación por tierra y el ataque de los piratas, le sumieron durante siglos en el aislamiento.

Villajoyosa o la Vila Joiosa (Alicante) Villajoyosa o la Vila Joiosa, afamada por sus fábricas de chocolate, por sus fiestas de moros y cristianos, con su espectacular “desembarco” y su ajetreada actividad pesquera, ofrece además uno de los recorridos más pintorescos, nunca mejor dicho, de cuantos se pueden disfrutar por todo el litoral mediterráneo.

Angra do Heroismo (Portugal) Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la ciudad de Angra do Heroísmo, en la Isla Terceira de las Azores, constituye una de las urbes de ultramar más recoletas de las tierras lusitanas. Desde del mirador natural del Monte de Brasil, se divisa la espectacular vista de Angra do Heroismo. Cuatro kilómetros de muralla envuelven a este monte coronado por la fortaleza de San Juan Bautista, denominada en otro tiempo de San Felipe, por ser construida durante el reinado de Felipe II, que unió las coronas de Portugal y España, tras la muerte del Cardenal-Rey D. Enrique.

Conil de la Frontera (Cádiz) Conil de la Frontera, pueblo blanco entre mar y pinares es enclave fenicio, pueblo que ideó las almadrabas entre el 1200 al 1150 a. C. Romanos y visigodos aprovecharon su buena situación pesquera para mantener un importante puerto, antes de que la conquista mora le hiciera depender de Vejer de la Frontera. Luego, Alfonso X el Sabio permitió continuar en el pueblo a los musulmanes.

Malpica de Bergantiños, refugio del Atlántico (A Coruña) Un torbellino de fuerza y bravura se deja sentir en la costa de Malpica. Un brío que parece implacable y que recorre entre La Coruña y Cabo Finisterre, turbulentas aguas que le han valido el nombre de Costa de la Muerte. En Malpica de Bergantiños, justo en su puerto, un murallón de hormigón previene a su población pesquera «cuando la mar amanece con un mal día, más bien enfadada».

La histórica y marinera villa de San Vicente de la Barquera (Cantabria) La última gran villa cantábrica antes de entrar en Asturias. Por su entorno paisajístico, su patrimonio monumental, sus tradiciones, fiestas y su reconocida gastronomía hacen de San Vicente de la Barquera una parada imprescindible en la ruta que une Santander con Oviedo por la autovía del Cantábrico.

Bermeo, puerto del Cantábrico (Vizcaya) Difícil es quedarse con una sola estampa de Bermeo. Su barrio pesquero, al amparo del Cantábrico, su lonja, las impresionantes vistas del cabo Machichaco o la mil veces fotografiada ermita de San Juan de Gaztelugatxe, convierten a este enclave vasco en uno de los lugares marineros más característicos. La visita, sin duda, quedará en la retina del viajero.


 

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