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Conil de la Frontera, entre mar y pinares

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Conil, villa gaditana, marinera y turística, de tradición almadrabera, enclavada en la cumbre de una suave colina desde la que desciende hasta el mar. “De la Frontera” deviene de hace tiempo por su localización limítrofe, haciendo referencia a la antigua frontera de Granada con la Andalucía del Guadalquivir.

Hoy nos encontramos ante uno de los pueblos más bellos y pintorescos de toda la Costa de la Luz, en el que además de mantener aún vivas las costumbres de su pasado, también ha apostado firmemente por favorecer su economía en base a las visitas del turismo estacional. Por ello, en época estival, a sus calles y playas concurren infinidad de visitantes, quienes disfrutan de los esmerados servicios tanto de hostelería, ocio y diversión, pudiendo acceder, igualmente a su diversa y amplia oferta de alquiler vacacional en Conil de la Frontera.

Vista de Conil de la Frontera (Cádiz)
Vista de Conil de la Frontera (Cádiz)

Pueblo blanco entre mar y pinares es enclave fenicio, pueblo que ideó las almadrabas entre el 1200 al 1150 a. C. Romanos y visigodos aprovecharon su buena situación pesquera para mantener un importante puerto, antes de que la conquista mora le hiciera depender de Vejer de la Frontera. Luego, Alfonso X el Sabio permitió continuar en el pueblo a los musulmanes. Pasan los siglos y no han logrado cambiar el aspecto de la pesca del atún. La almadraba es el arte de pesca más antiguo que se conoce y, aunque la palabra es árabe (almadraba, que significa donde se golpea), el tiempo ha respetado todas sus trazas, aún hoy en día para poder ser visitadas y conocidas por los visitantes de Conil.

En 1295, Sancho IV concedió el privilegio de la pesca del atún a Alonso Pérez de Guzmán, en agradecimiento a su heroicidad en el sitio de Tarifa. Desde entonces, Conil perteneció al señorío de los duques de Medina Sidonia, hasta su abolición en 1812. La villa conserva el entramado callejero árabe, destacando varias iglesias. En la plaza de la Constitución, se levanta el templo de Santa Catalina, antiguo convento de Frailes Mínimos o de la Victoria. Del siglo XVI, se construyó bajo el patronazgo de los duques de Medina Sidonia y guarda la antigua imagen de Ntra. Sra. de las Virtudes.

La antigua capilla del hospicio es, hoy, la iglesia de la Misericordia, de 1179. Conserva un cuadro de Santa Rosa de Lima atribuido a Carreño y destaca el Cristo tallado en un solo colmillo de elefante al que se le añadieron los brazos. También se debe visitar la gótica Torre de Guzmán. De base cuadrada, fue parte del conjunto defensivo de la ciudad formado por el castillo y las murallas, a las cuales también pertenecía la actual Puerta de la Villa.

Catorce kilómetros de litoral de la provincia de Cádiz, con su extenso catálogo para disfrutar del sol y del mar gaditano, como Playa de Castilnovo, Playa de la Fontanilla, Playa del Roqueo, Playa El Puerco, la Playa de los Bateles y la Playa Fuente del Gallo. Entre estos extensos arenales se alternan también otras calas más recogidas para quienes optan por rincones menos transitados, como la renombrada Cala Aceite, Cala de Puntalejo, del Faro, Tío Juan de Medina, Cala del Pato, Frailecillo, Cala Áspero o la Encendida.

Uno de los mayores puntos turísticos cercanos a la Playa de la Fontanilla es el Parque de la Atalaya. Con unas vistas privilegiadas al mar, es perfecto para disfrutar del atardecer solo o en compañía. Y si esta opción no te convence, puedes disfrutar de un café en uno de sus bares o pasear por las diversas atracciones que ofrece el parque.

Tierra adentro, por otra parte, merece mencionar que Coníl atesora una larga tradición alfarera, cuya máxima muestra son los vistosos cántaros o macetas de barro blanco y rojo, decorados con incisión o por la aplicación de argollas.

Y en cuanto a su gastronomía, conjuga los productos del mar con los de la huerta, con platos como pescado en amarillo, arroz con cardillos, pescado en blanco, guiso de coles y berza, entre los preparados de mayor demanda. También, entre los pescados habituales en las mesas de sus restaurantes se encuentran: el Pez espada a la plancha, su afamado “Pescaíto”, la Dorada de Conil a la sal o el Cazón en adobo, a los que los acompañan los gazpachos, las papas o los potajes de boniatos o de habichuelas blancas con castañas.

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