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Ruta palentina

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Cerca de Santa María de Nava, pequeñas iglesias que no salen en los libros ni en las guías y sin embargo tienen un valor artístico e histórico propio, forman una ruta inédita: la ruta palentina. Las que más destacan por orden de importancia son: Revilla, Matalebaniega, Valberzoso, San Cebrián de Muda, Villanueva de la Torre, Cillamayor, Villavega y Corvio. También son dignas de visitar por su emplazamiento las de Villabellaco, Monasterio y Salcedillo. Todo un recorrido por un pedazo de una provincia considerada Capital Mundial del Románico.

Iglesia de Revilla de Santullán

La secuencia lógica para visitar estos pequeños templos sería empezar por Revilla, luego Cillamayor, Villavega. De Villavega se sube por una pista hasta Matalebaniega. De no utilizar la pista habrá que regresar hasta Cillamayor y tirar en dirección a Matamorisca. Una vez allí, en dirección a Aguilar, hasta encontrarnos el cruce que sube hasta Matalebaniega, pasando por Corvio. Si por el contrario seguimos por la pista anterior, que es lo más acertado, se visita la de Matalebaniega y después la de Corvio para continuar la carretera dirección a Cervera hasta Rueda. Allí se toma un desvío a la derecha que nos lleva a San Cebrián de Mudá, luego se desanda la misma carretera hasta Salinas y en dirección a Valberzoso y Salcedillo merecen asimismo atención si no quiere dejar al completo las maravillas y riqueza artística de esta comarca.

Revilla de Santullán cuenta con una iglesia de finales del siglo XII. De cantería fina en capiteles, pórtico, canecillos y en las arquivoltas. Los capiteles del arco toral representan a San Cipriano con dos leones a sus pies, y en el otro el busto del santo mártir. En la portada destaca además de las arquivoltas triangulares (o de diente de sierra) los capiteles de los reyes magos y el de un guerrero cuya cota de malla nos da una idea de la habilidad del maestro cantero que lo talló, cuyo retrato de sí mismo aparece en una imagen de la arquivolta que representa los oficios. En el exterior los canecillos de originales formas completan la visita de esta portentosa obra de filigrana.

No menos bella es la iglesia de Cillamayor, con perfectas proporciones con soportal y espadaña al uso de la comarca al igual que sus canecillos del ábside y la ventana de soportal y espadaña con sus canecillos del ábside. La ventana de levante se tiene entre las más puras del estilo con hojas de acanto provistas de ricos movimientos y una pureza en el medio punto que hace pensar que sea de las más antiguas de la comarca, relacionándola directamente de Brañosera.

En Villavega destaca el pórtico soportalado de la iglesia, de factura románica tardía, con arquivoltas talladas con motivos geométricos y apuntadas como es habitual en la comarca. No hay que dejar pasar el mérito de sus pinturas, que, sin estar entre las mejores de la comarca, destacan por ser de algún maestro de la escuela burgalesa. Un alto en el camino nos permitirá contemplar las casas blasonadas de esta localidad.

Raras son las puertas de la iglesia de Matalebaniega, una al norte y otra al sur. Ambas con sencillas tallas en sus arquivoltas. Tiene todos los canecillos del ábside tallados y a pesar de haber estado expuestos a los elementos climatológicos, se conservan muy bien. Pero lo más destacable son, sin duda, las cariátides de una ventana alta.

Lo más bonito de la minúscula iglesia de Corvio es su rara arquitectura y sobre todo su campanario.Su cruz románica del siglo XII metálica con esmaltes se guarda en el museo episcopal de Palencia.

El templo de San Cebrián de Muda es de una sola nave parte románica y parte de transición. Conserva una bella colección de pintura murales del siglo XV de maestros leoneses de la escuela de Nicolás Francés, el mismo que decoró los muros del claustro de la catedral de León. Contiene escenas del evangelio de gran tamaño diseminadas por la bóveda de cañón y en los laterales de abundante detalle y colorido.

Villanueva de La Torre tiene enclavada su iglesia en la ladera del pueblo. Templo que observa los quehaceres de este minúsculo pueblo que, además, tiene una torre defensiva en un cerro. Iglesia de impecable obra de cantería, destaca por tener torre en vez de espadaña, como todas sus compañeras románicas de la comarca. La ventana del ábside tiene talla en forma de punta de diamante muy bien conservadas. Su contemplación desde la carretera es de postal.

Un fértil valle acoge la iglesia parroquial de Valberzoso. Domina un paisaje de prados, arroyos y brezales; de ahí su nombre, con arquitectura y escultura románica. También destacan sus sólidas pinturas del siglo XV, según consta en la inscripción que figura debajo de la escena de la última cena, aunque bien podrían tener un siglo más. Son de la escuela leonesa. Se centran en representaciones de escenas del nuevo testamento, siempre entorno a la virgen a quien está consagrado el culto. Es de mención, no obstante, la pintura de un jabalí sobre una de las columnas del arco toral, animal, se supone, abundante en la zona y tal vez relacionado con el culto pagano anterior a las pinturas, que hacen en cualquier caso de su visita una experiencia única.

No hay que marcharse sin visitar las iglesias de Villabellaco, Monasterio y Salcedillo sobre todo por su emplazamiento desde el que se dominan amplias zonas del valle de gozosa contemplación.

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