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Por la Alcarria desde Cifuentes

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Desde la localidad guadalajareña de Cifuentes hasta las puertas del Parque Natural del Alto Tajo, se van sucediendo pequeños y atractivos pueblos. Estos desprenden esencias puras de la vida rural castellano-manchega. El entorno natural aporta el resto. Tierras salvajes, bosques, sierras, ríos y hoces entretienen el itinerario entre uno y el siguiente alto del camino.

Canredondo (Guadalajara)

Carrascosa, Saelices, Sacecorbo, Ocentejo o Arbeteta son algunos de los pueblos que van dibujando este itinerario que, partiendo desde la histórica Cifuentes, recorre una de las zonas más bellas que domina el río Tajo. Este pueblo, punto de partida, es del todo castellano y que expone elementos que bien merecen la atención. Incluso, pequeños detalles que lo hacen singular, como el paseo que el río hace por el mismo centro de la localidad. Se conservan excelentes muestras de edificios tanto civiles como religiosos. Entre ellos, el castillo de don Juan Manuel, el convento dominico de San Blas, el hospital del Remedio y su elegante Plaza Mayor.

Con rumbo a Arbeteta desde Cifuentes

A los pocos kilómetros, la carretera empieza a ascender hasta coronar un pequeño puerto. Justo en este punto, por un camino que sale hacia la derecha, en dirección a una antena que se encuentra sobre una loma, está la ermita de la Cueva del Beato. Esta ofrece impresionantes vistas de la llanura y de la peculiar silueta que dibujan las denominadas Tetas de Viana. El edifico es obra del siglo XVII, que levantará la Orden de San Francisco.

Sigue el periplo hacia Canredondo y Sacecorbo. Antes, queda a la derecha una desviación hacia Ruguilla, Sotoca de Tajo y Carrascosa y, algo más cerca de Canredondo, parte la carretera que concluye en Torrecuadradilla. Se trata de un pequeño pueblo cuyas viviendas de su parte más occidental y su iglesia se mantienen en perfecto equilibrio sobre un espectacular promontorio rocoso.

Sacecorbo bien merece una parada algo más pausada. Sus inmediaciones ofrecen infinidad de posibilidades para disfrutar de pequeñas caminatas por el curso del río, e incluso la práctica de otras actividades más expuestas como la espeleología.

Desde aquí se continúa en dirección a Ocentejo, aunque antes es recomendable hacer un alto en Canales del Ducado. En Ocentejo, el forastero se encontrará en la localidad que ostenta fama en estos campos. Zonas de recreo, espectaculares vistas del cauce del río y la paz más absoluta disfrutando de la naturaleza en su estado más puro. Aquí, el conocido como el Hundido de Armallones, es una tentación y todo un espectáculo natural. Para acceder a este lugar es necesario dejar el vehículo y realizar un breve paseo desde el pueblo buscando el curso del río.

La ruta continúa de nuevo camino de Arbeteta, ya al otro lado del valle. Este es uno de esos pueblos que llaman la atención y que, en cambio, aún no ha sido por nadie reconocido como «uno de los pueblos más bellos de España», frase muy de moda en estos tiempos de esplendor del llamado «turismo rural». Las ruinas de su viejo castillo bajomedieval se llegan a confundir con los grandes peñascos que decoran los alrededores del lugar.

Para continuar el viaje, habrá que desandar el camino hasta cruzar de nuevo Valtablado, para tomar la carretera que irá visitando las localidades de Oter, Carrascosa, Huetos, Sotoca de Tajo y Ruguilla, hasta antes de volver a Cifuentes. Todos ellos, pueblos que saben guardar con celo y mantener intacta su esencia más rural.

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