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Zamora, un paseo por el arte románico

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La cúpula de la catedral de Zamora es, seguramente, el signo más característico de la ciudad. Zamora, entre la Tierra del Pan y la Tierra del Vino, esta ciudad constituye un verdadero paseo por el románico. Aunque en la catedral predomina la belleza del románico, destaca la influencia bizantina de su cúpula gallonada adornada con escamas de piedra.

Aquí, en la Plaza del Castillo, donde se encuentra la catedral, se encuentra también la fortaleza rodeada de un foso, donde destaca la torre del Homenaje. Sobre sus murallas se abren las puertas de Doña Urraca, del Obispo y la de la Traición. No hay que perderse la visita a las iglesias de San Ildefonso, San Isidoro, Santa María de Horta, de la Encarnación, de la Magdalena, de Santa María la Nueva, de Santiago del Burgo, además del Palacio de los Condes de Alba. Son interesantes los museos Provincial, Catedralicio y el de la Semana Santa.

Zamora, portales de fantasía
Iglesia del Espíritu Santo.– el arrabal de su nombre recibió fuero especial antes de 1222 y se llamaba «pobla Sancti Spiritus». Fue abadía aneja a la catedral en el siglo XIV y tuvo próximo el cementerio judío. A las afueras de la ciudad, entre las carreteras de Almaraz y Alcañices, cerca del bosque de Valorio. Los primeros documentos que la refieren son de 1217. Restaurada en 1963, tiene una sola nave con dos cuerpos rectangulares; correspondiendo el más pequeño al ábside.

Iglesia de San Isidoro.- cerca de la catedral y del Portillo de la Traición, entre el Parque del Castillo y la calle de San Isidoro. De 1178, fundada por Sancha (1095-1159), hermana de Alfonso VII de León, recibió su nombre recordando el paso del cuerpo del santo por la ciudad. Ahora, se la llama del Carmen de San Isidoro, pues acoge a la Cofradía de la Virgen del Carmen, fundada en 1688 por Fernando Calderón de la Barca, canónigo catedralicio. En el siglo XVIII, fue muy reformada. Una portada ciega muestra dos arquivoltas de medio punto, de gruesos boceles y nacelas, e impostas de tipo zamorano. El tramo de la izquierda lo recorre una cornisa ajedrezada, con variados modillones: rollos, bolas, animales y figuras humanas.

Zamora Romanico
Zamora Romanico

Iglesia de San Juan de Puerta Nueva.- llamada así por el sitio que ocupa, en la Plaza Mayor, donde antiguamente existía la Porta Nova del primer recinto amurallado. En 1057, Fernando I de León mandó construir la torre primitiva, a cuyo lado, en la segunda mitad del XII, se edificó la iglesia que fue cedida al Temple un siglo después. A mediados del XVI, se reformó el chapitel de la torre y se colocó entre cuatro columnas, arruinándose aquélla. La torre pasó a propiedad del ayuntamiento, que mandó construir cuatro ventanas y tallar las armas de la ciudad. En 1979, se quitaron las casas adosadas a la fachada este, destapando el ventanal de la fachada oeste y descubriendo parte del artesonado mudéjar.

En la fachada norte, hay una portada ciega con arquivoltas de baquetones apoyados en sencillos capiteles y columnas lisas. Sobre ella, puede verse el Cordero, símbolo de San Juan Bautista, y un rosetón floral de seis pétalos con adornos de clavos floreados. La portada sur se enmarca en tres anchas arqruivoltas. Las dos exteriores están decoradas con flores abiertas; la interior presenta motivos geométricos mezclados con florales y todos ellos encuadrados y diferentes. El rosetón superior es de rueda de carro con ocho radios que son columnas de corto fuste unidas entre sí por sencillos arcos. Entre uno y otro, hay un pétalo.

Iglesia de Santa María de la Horta.- casa matriz de los Caballeros Hospitalarios, existía en 1236. Sita en los llamados Barrios Bajos, en la margen derecha del Duero, antes conocido como La Puebla del Valle. En la residencia aneja, vivió, en 1266, el Comendador de la citada orden en España y la torre acogió el Archivo General hasta el siglo XX. De 1537 a 1847, fue de las monjas hospitalarias, venidas de Fuentelapeña, y, en 1896, el convento acogió la primera fábrica de luz de Zamora. De estilo románico con elementos del gótico primitivo, se le añadieron varias capillas, en el siglo XIII, que forman una especie de nave al sur, excepto la de los Vega, hecha en el XV en gótico tardío. La portada del hastial posee dos pares de columnas, escotas en las aristas de las jambas y arquivoltas con flores o con baquetón en zig-zag. La del mediodía es similar, algo apuntada, con lóbulos ciegos. Los capiteles lucen hojas acogolladas, palmetas, aves, dos animales acometiendo a un hombre, cuatro dragones mordiéndose (dos con cabeza varonil), grifos mordiendo a una serpiente con cabeza humana… El primitivo altar mayor, en piedra, tiene capiteles de hojas lisas, cogollos, aves dándose el pico…

Iglesia de Santiago del Burgo.– hoy, en la calle de Santa Clara, entre las plazas de la Constitución y la de Santiago; antes, extramuros del primer recinto, en el nuevo burgo. Perteneció a la jurisdicción de Santiago de Compostela, como recompensa de Alfonso VII a Diego Gelmírez por los servicios prestados, ocasionando pleitos con la diócesis zamorana que ganará, en el siglo XVII, la compostelana. En 1168, Diego Román donó a la catedral la cuarta parte «ecclesie sci. lacobi que in suburbuio zamorensi sita est in parte orientalis versus porta sce. Columbe» y, ocho años después, completó la donación García Garsías, llamándola «Sci. Iacobi de las Eiras». Es la única parroquia zamorana que conserva la distribución en tres naves y corresponde al estilo de la catedral. La puerta sur lleva amplias arquivoltas apoyadas en tres pares de columnas. Dentro, dos arcos gemelos, sin parteluz, con el capitel central suspendido. La portada septentrional tiene dos pares de columnas finas con elegantes capiteles y cuatro arquivoltas en gradación. Aún es visible la antigua coloración: rojo para jambas, capiteles, cornisas y una de cada tres dovelas; blanco para las otras, y sin pintar los fustes. Sobre las puertas laterales, sendos rosones con dobles celosías de piedra, formando seis hexágonos en torno de un círculo, adornados con nacelas, capullos y hojas.

Iglesia de Santiago el Viejo o de los Caballeros.- carente de historia, abandonada y ruinosa, está al oeste de la ciudad, junto al arroyo de Valorio, en el barrio de Olivares. Se da como construida en 1168 y ligada al Romancero Zamorano, pues la tradición cuenta que, en ella, el Cid veló sus armas y fue armado caballero. Por ello, también se la llama de Santiago de los Caballeros. Por dentro, mide 17,40 por cuatro metros, distribuidos en un ábside recto muy prolongado, una capilla más ancha y una nave con puerta al sur. Esta consta de dos arquivoltas lisas de medio punto, apoyadas en impostas rudimentarias y lisas. El extradós aún conserva tramos ajedrezados.

Iglesia de San Pedro.- o de San Ildefonso es, posiblemente, la mejor y más grande parroquia de Zamora. Sita en la plaza de igual nombre, donde confluyen la Rúa de los Francos y la de Notarios, guarda, tradicionalmente, los restos de San Ildefonso y de San Atilano. Aquéllos fueron traídos por los mozárabes toledanos que repoblaron la ciudad en época de Alfonso III el Magno, mandados por Ordoño I desde Oviedo. Mientras que San Atilano, obispo zamorano del 900 al 919, fue enterrado aquí. Para unos, ambos aparecieron durante la ampliación del templo en 1260; para otros, el hallazgo de San Atilano sucedió entre 1522 y 1534, en contra de la inscripción de la capilla mayor, que cita el 1496. Reyes y papas reclamaron los restos de San Ildefonso desde Toledo. Las negativas culminaron con la creación de la Congregación de Caballeros Cubicularios encargados de vigilar las reliquias.

De origen visigodo, pudo ser catedral desde el 900 hasta la erección de San Salvador. Reedificada a fines del XI, se reformó en el XII y el XIII. De 1270 a fines del XV, tuvo tres naves, pero el cardenal y obispo zamorano Diego Meléndez de Valdés ordenó dejar una sola nave con bóveda de crucería, lo que obligó a poner arbotantes, retocados en el XVIII, y a cambiar el ábside central y el coro. En el XVII, se reedificó la sacristía (la puerta es de 1773), se construyó la capilla de Gabriel López de León, y se reformó la capilla mayor, el santuario y la torre, restaurada, de nuevo, en el siglo XVIII y en el XX. De 1721 a 1723, Joaquín de Churriguera reparó el interior y construyó la portada oeste.

A fines del XVIII, se hizo la portada neoclásica del norte bajo la que está la primitiva puerta románica de tres arquivoltas de medio punto, que descansan en imposta zamorana. Esta, se apoya en tres pares de columnas con capiteles de hojas carnosas y volutas.

Iglesia de Santo Tomé.- fundada en 1106 en los Barrios Bajos, aparece, en 1128, como monasterio. Recibió de Sancha el templo de Santa María de Matela; de su hermano, el emperador Alfonso VII, la villa de Benialbo; y del obispo Bernardo, en 1133, el pueblo de Fuentesaúco. En 1135, fue cedido al cabildo para acoger la catedral, mientras se erigía el nuevo edificio. Tras pleitear obispado y cabildo por su jurisdicción en el XVIII, sirvió de parroquia y se suprimió en el último arreglo. Básicamente románica, era edificio espacioso, quizás en forma de cruz, con gruesas columnas, según los escasos trozos de fustes y dos capiteles conservados, pues todo se destruyó para reedificarlo pobremente. La decoración es románica, de origen compostelano. La portada tiene cuatro arquivoltas apoyadas sobre el muro y dos molduras en el extradós. La interior es almohadillada; la segunda está decorada con hojas rematadas por bolas y perlados; la tercera, con cintas envolventes con perlados; y la cuarta, con hojas y tallos.

Iglesia de San Vicente.- en ella se venera a la Virgen de las Angustias, cuya cofradía ya existía en 1585, aunque la capilla fue fundada a inicios del XVII por Francisca Velázques, viuda de Juan de Zamora. Sus escudos lucen en la fachada norte. No obstante, la imagen original se conserva en el templo de El Perdigón, pues se cambió, en el XIX, por otra de Ramón Alvarez. Sita en la plazuela del Fresco, aparece en el Tumbo Negro de la catedral, aunque se edificó a fines del XII. Tuvo tres naves y cuatro tramos, mas de la estructura románica sólo se conserva la fachada occidental, la torre y algunas ventanas saeteras. La portada románica consta de cuatro arquivoltas y un extradós. La arquivolta interior se adorna con motivos florales y apoya en una imposta sostenida por el muro. El resto y los capiteles lucen decoración vegetal diversa, menos uno con una pareja de dragones y otra pareja de seres de cabeza femenina, cuerpo de ave y cola de reptil.


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Oficina de Turismo de la Diputación de Zamora. Plaza de Viriato s.n. Tel.: 980 536 495

 


 

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