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Arganda del Rey y alrededores

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Camino de la que fue la antigua Licinia romana, un cartel indica la proximidad al área recreativa Las Lagunas en la Finca Las Madres. Los paseos por este área a primera hora de la mañana, son toda una delicia. Cuenta con un observatorio de aves, no en vano, garzas, somujos, cigüeñas y patos vuelan y campan a sus anchas por el recinto, así como con un embarcadero, centro de información y diferentes itinerarios que permiten disfrutar de la naturaleza. Es ideal para pasear y jugar con niños.

Siguiendo el itinerario trazado, Morata se anuncia como lugar de paso de la Vía Verde del Tajuña habilitada para realizar a pie o en bicicleta. La Vía la conforman, junto con Morata, Perales de Tajuña, Tielmes, Carabaña, San Martín de la Vega, Estremera, Orusco y Amete. En Morata sus vecinos se sienten orgullosos de la Pasión Viviente que representan en Jueves Santo y por ello, lo anuncian en carteles y lo pregonan en los bares. La localidad cuenta con un puñado de ermitas, entre las que destaca la del Cristo de la Sala, que según cuenta la tradición se construyó sobre una antigua yesería, en la que se refugiaban mendigos y peregrinos. Uno de ellos pintó un Cristo en la pared y los trabajadores de la yesería recibieron la orden de eliminar la pintura. A pesar de suprimirla varias veces, ésta volvía a aparecer. De ahí que se construyera el templo.

Existen multitud de posibilidades para realizar esta ruta. Una de ellas es tomar la A-3 hasta la salida a Morata de Tajuña

Apiladas una sobre otra parecen situarse las viviendas en Perales de Tajuña, como si ascendieran para juntarse todas en la iglesia de Nuestra Señora del Castillo, bautizada así por asentarse sobre una antigua fortaleza. Pero si por algo es famoso Perales es por sus Cuevas y por las numerosas fuentes que se dispersaban por sus calles. Según cuentan llegó a tener más de la cuarentena, hoy casi todas ellas desaparecidas. Una de las que se conservan es la de la Mariblanca, en la parte baja del pueblo, justo antes de subir hacia las estrechas y empinadas callejuelas que conforman su casco antiguo.

Arganda del Rey. Madrid
Arganda del Rey. Madrid

Al igual que Perales, Tielmes también cuenta con un pasado de viviendas horadadas en la roca. Thermeda, como la denominaron los romanos es la cuna de los mártires Justo y Pastor, que fueron torturados y decapitados muy jóvenes en Complutum, la actual Alcalá de Henares, al manifestar su fe ante el pretor Daciano, junto en plena persecución cristiana. Algunos aseguran que dichos santos fueron enterrados en el Cerro de los Mártires, cerca de la localidad.

Si Morata o Tielmes presumen de pasado romano, Carabaña se enorgullece de sus ancestros celtíberos, aunque también fue de gran importancia para los romanos, pues formaba parte del trazado de la calzada que unía Mérida con Tarragona. A la entrada de la antigua Caraca, se muestra de blanco impoluto la ermita de Santa Lucía. Empinadas calles conducen hasta la iglesia de la Asunción reconstruida tras la guerra civil. En cambio, en Orusco el templo está dedicado a San Juan Evangelista, aunque su patrona es la Virgen de Bellaescusa quien evitó que dos cazadores se disparaban entre sí al aparecérseles, asegurando que era una bella excusa para no pelear. De ahí el nombre de la virgen.

Destacan en Carabaña y en Villar de Olmo dos Parques forestales que hacen las delicias de pequeños y mayores.

El siguiente tramo de la ruta por los alrededores de Arganda del Rey huele por entero a olivar, a almazara y a buen queso. Campo Real, afamado por sus aceitunas desprende en cada rincón el olor a olivas, el sabor a aceite y el perfume de ricos quesos. La iglesia de Nuestra Señora del Castillo, situada sobre un altozano tiene elementos de los siglos XII, XIII y XVIII. Además de los quesos y aceitunas, Campo Real cuenta también con tradición alfarera.

El último punto en la ruta es Arganda del Rey. Muy fuerte ha sido el desarrollo de este municipio en las últimas décadas. A los viejos madrileños pronunciar este pueblo les rememora sabor a vino y sonido a tren, pues se decía que «El tren de Arganda ni pita ni anda». Aquí se siguen elaborando buenos caldos. De hecho, por el pueblo se decía: «Si vino a Arganda y no bebió vino, entonces ¿a qué vino?. Era habitual tener en las casas cuevas que hacían las veces de bodega. La más importante fue la Casa del Rey que hoy acoge a una cooperativa vinícola que agrupa a los diferentes viticultures municipales. Destaca su iglesia parroquial dedicada a San Juan Bautista, de portada plateresca y torre herreriana. La patrona, la virgen de la Soledad cuenta con una interesante ermita de los siglos XVII y XVIII.

Más información de Arganda del Rey: https://www.ayto-arganda.es/la-ciudad/historia/


 

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