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Isla de Tabarca, a once millas de Alicante

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Depende administrativamente de la ciudad de Alicante, y se trata sin duda de un símbolo y referente turístico de la Costa Blanca y la costa mediterránea. Localizada apenas a 11 millas de Alicante y 3 del cabo de Santa Pola, con una longitud de 1.800 metros y una anchura máxima de 400 metros, la isla de Tabarca se ofrece al visitante como un verdadero refugio, ideal para una escapada de fin de semana de tranquilidad absoluta fuera de temporada estival, y con una riqueza paisajística, arquitectónica y natural ajena a los circuitos convencionales. Toda una invitación de obligado cumplimiento que se enriquece con una gastronomía especial, basada en productos del mar, que le han dado fama internacional.

La única isla habitada de la Comunidad Valenciana, es un importante centro receptor de turismo durante los meses estivales, cuando registra una media de 3.000 visitas diarias. Es destino incluso de casamientos, donde novios celebran una especial ceremonia nupcial tras encontrar a su fotógrafo de bodas en Alicante. Tabarca, también conocida con los nombres de Isla Plana o Nueva Tabarca, dispone de una población estable, en invierno, de unas 30 personas. Todas ellas vinculadas al turismo o a la pesca. Todas siempre dispuestas a recibir al visitante con la mejor de las sonrisas y ofrecerle buenos servicios y una riqueza natural excepcional que le hicieron merecedora, en 1986, de la calificación como Reserva Marina del Mediterráneo.

SITUACIÓN
La isla de Tabarca está situada a 38º 10’ latitud Norte y 0º 28’ longitud Oeste. Orientada en dirección NO-SE frente a la costa alicantina, su clima es templado, con una media anual de 17ºC.
Son varias las líneas marítimas que enlazan el continente con la isla, desde Alicante, Santa Pola, Guardamar y Torrvieja. Mini cruceros de frecuencia variable según la temporada, la ruta es un cómodo paseo que apenas dura 60 minutos desde el puerto de Alicante, y 30 cuando se parte desde Santa Pola.

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HISTORIA
La isla que hoy se conoce tiene su origen en el siglo XVIII, y el nombre le viene de la isla Tabarqah, en el extremo noroeste de Túnez. En 1741, el rey de Túnez invadió aquella isla e hizo prisioneros a sus habitantes, de origen genovés, que poco después pasaron a ser esclavos del Sultán de Argel hasta que, en 1768 fueron liberados con el pago de un rescate que aportó el rey español Carlos III.

El propio monarca determinó la construcción de un poblado fortificado en la isla situada frente a Alicante, que repobló con los excautivos para, entre otras cosas, frenar su uso por los piratas berberiscos que utilizaban el pequeño archipiélago como centro de operaciones de ataque a la costa levantina. Nació así una plaza militar que fue habitada por los genoveses liberados, que en recuerdo de su Tabarqah natal la bautizaron con el nombre de Nueva Tabarca.

PATRIMONIO
Se edificó una ciudad amurallada, a la que se podía acceder por tres grandes puertas: las de San Rafael, San Gabriel y San Miguel. Intramuros, Tabarca encierra un patrimonio arquitectónico de interés, del que destaca la Iglesia de San Pedro y San Pablo, de estilo barroco y aspecto fortificado. Dispone de una nave, sin crucero, con ocho laterales y dos puertas de acceso. La isla está declarada Conjunto Histórico Artístico desde 1964.

Otro monumento destacable lo constituye la propia muralla, construida en piedra de sillería, y las portadas de acceso, con bóvedas de cantería, escudos de armas reales e inscripciones varias. En una zona alejada del núcleo urbano se levantó la Torre de San José, de 27,5 metros de altura, con forma de pirámide truncada y estratégicamente situada para cumplir las funciones de vigilancia de la isla.

Construida en el centro del poblado como sede del Gobierno, completamente restaurada en la actualidad para ser convertida en hotel, la Casa del Gobernador es otro monumento digno de visitar en el que se han conservado arcos y muros así como la Cueva del Llop Marí, una gruta de unos 100 metros de longitud, con estalactitas, donde penetra el agua de mar, situada al sur de Tabarca.

RIQUEZA NATURAL
Tabarca está formada por materiales de origen volcánico. Reserva natural, con una amplia variedad de fauna y flora marina, declarada como Zona de Especial Protección para las aves por la Unión Europea y, desde 1986, Reserva Marina por orden del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

La reserva marina, convenientemente balizada, se estableció sobre las aguas circundantes a la isla, y está sujeta a unas normas de uso y actividades muy estrictas para garantizar su conservación. Así, el fondeo de embarcaciones está reservado a zonas autorizadas, está prohibida la recogida de ejemplares o fragmentos de flora y fauna, el buceo precisa autorización previa del Ministerio y únicamente está permitida la pesca con caña en zonas reservadas.

De su abundante flora, predominan las algas pardas y rojas, praderas de Posidonia oceánica (una planta endémica del Mediterráneo) y una rica biodiversidad muy bien conservada.

Para las especies animales marinas, Tabarca es un auténtico refugio: desde estrellas de mar púrpura a vermétidos, caracoles porcelana, pez fadrí, pez gitano, moluscos, crustáceos, erizos, pulpos, sargo, vedriada, vaca, mero, lubinas, congrios, doradas, esponjas y otras muchas especies conviven y constituyen un claro ejemplo de comunidades marinas mediterráneas poco alteradas.

PLAYAS
Las aguas que circundan Tabarca son transparentes, e invitan al baño más saludable, tanto en la playa de arena situada en la cara sur como en los acantilados, calas empedradas y peñas del resto de la isla (playa del norte y Cala del francés son algunos ejemplos), galardonadas en varias ocasiones con al bandera azul de la UE. El servicio de salvamento y socorrismo está operativo en Semana Santa y entre el 1 de julio y el 15 de septiembre. La playa principal tiene accesos para minusválidos y puesto de Protección Civil, entre otros servicios.

SERVICIOS
Naturalmente, y dadas las condiciones apuntadas, la práctica de cualquier deporte náutico es posible en Tabarca. Desde la vela hasta el windsurf, especialmente atractiva se ofrece la práctica del paseo a lo largo de la isla. Un verdadero placer de contacto directo con la naturaleza.

Son varios los restaurantes que funcionan en Tabarca, y todos ellos ofrecen especialidades exquisitas. Suculentos platos basados en pescados y mariscos entre los que destacan el calamar de potera a la plancha y el típico caldero tabarquí, que consta de un primer plato de pescado seguido de un arroz inigualable.


 

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