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Senderismo en la Isla de La Palma: Nacientes de Marcos y Cordero

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Podría parecer un contrasentido hablar de cursos naturales de agua en las Islas Canarias. Sin embargo, La Palma, la tierra más verde del Archipiélago, cuenta entre sus bellezas con innumerables caminos donde el agua es la compañera de viaje ideal. Uno de ellos se encuentra en la Reserva Mundial de la Biosfera que forma el Bosque de El Canal y Los Tiles. 

Los mirlos y las palomas parecen hablar, casi contestándose abajo, en la espesura del Barranco de Los Tiles, mientras que el sendero, prácticamente sin desnivel, se adivina pegado al risco, en la margen derecha del canal que recoge el agua «parida» por los Nacientes de Marcos y Cordero, en la isla canaria de La Palma. Por delante, quedan cinco horas de camino sorprendente y cautivador, por aquello de que Canarias no ha sido nunca tierra de agua, salvo esta isla. Es un espacio donde el mítico bosque mediterráneo del terciario, la laurisilva, se ha adueñado del sustrato y la lucha por el sol es una silenciosa batalla diaria donde sobreviven los más fuertes.

Aquí hasta la paloma rabiche y la paloma turqué, especies endémicas de estos bosques, tratan de continuar con su ciclo vital a golpe de suerte, ya que si el ratón común encuentra su nido, desaparecerán los huevos que darán continuidad a dos especies tan bonitas como difíciles de atisbar entre los aceviños, la lauráceas y los helechos de varios miembros de altura.

El agua, la vida última de la laurisilva, también tiene su particular ritmo. Una cadencia que golpea al caminante, cariñosa y horizontalmente, por efecto de la condensación del alisio en la zona inmediatamente inferior a la denominada inversión térmica. El líquido elemento no llega del cielo, sino de los propios árboles, aumentando aún más la singularidad de este espacio vital.

Marcos y Cordero

El sendero hasta los nacientes de Marcos y Cordero sólo se ve alterado por trece túneles ganados a la roca con un esfuerzo sobrehumano. Tanto, que en alguno de ellos hay que encogerse para no dejar la cabeza pegada al basalto. Pero esta dificultad, convenientemente solventada por una simple linterna, hace aún más atractivo el camino a lo largo de la Reserva Mundial de la Biosfera.

Senderismo en la Isla de La Palma
Senderismo en la Isla de La Palma

La vista hará caida libre hasta varios centenares de metros, en el fondo del barrando, mientras que el verde, siempre el verde, se encarga de engañar al caminante. Parque que quisiera decir que el paisaje es gallego o asturiano. Afortunadamente, los bejeques, las jaras y el pino canario, se encargan de desmentirlo. Tampoco hay que desperdiciar la ocasión para asomarse a alguna de las tomas de aire de los túneles. Es entonces cuando la vista se abrirá en todo su esplendor sobre el Canal y los Tiles, al tiempo que la necesidad de llegar al final hará apretar el paso inconscientemente.

Senderismo. Tiempo, material y aproximación

Tiempo aproximado.- 5 horas.
Dificultad.- Media
Material.- Botas de montaña, linterna y chubasquero.

Para iniciar el sendero hay que llegar hasta el paraje de Casas del Monte, en 4X4. El punto de llegada queda bastante alejado del inicio, por lo que es conveniente llevar dos coches y dejar uno en el inicio y otro en la llegada. A la entrada de algunos túneles existen bolsas de basura con las que protegerse del agua. Al finalizar el sendero existe un restaurante.

En el decimosegundo túnel es el agua quien se adueña del paisaje, con lo que el chubasquero encuentra por fin su utilidad. En finos hilos, fríos y penetrantes, el agua se derrama por la piedra, cayendo, saltando. El ruido cristalino obliga a levantar la voz, mientras que los miradores del túnel acercan a la grandiosidad de un paisaje que ocupó antiguamente todo el Mediterráneo. El túnel se convierte en su totalidad en una fuente.

El grueso del caudal, compañero todo el sendero, mana de un poco más arriba a pleno sol, donde la piedra se abre en multitud de resquicios para brindar a la platanera y el ñame su mejor regalo: el agua. Veinte minutos más tarde se arriba a Cordero, la otra fuente. Aquí también el líquido ve la luz sin orden, explotando, como si la piedra se la hubiera guardado para si durante milenios y aprovechara la mínima ocasión para saltar a la libertad relativa de un canal.

Los Tiles

Ahora, el camino inicia el descenso por el escaso sendero que se divisa entre la maleza. El pino canario y los últimos retazos de la laurisilva se conjugan compartiendo espacio, sol y vida. Más abajo, en el primer puente que se avista, se alzan grandes peñascos basálticos esculpidos por el agua.

Una hora más tarde, el segundo puente cambia de dirección hacia la margen derecha del barranco, continuando el camino bajo los helechos milenarios que casi avasallan al caminante. La paloma turqué, los mirlos y pinzones se han encargado de poner banda sonora al tránsito por el Barranco de Los tilos, finalizando la ruta, tras cinco horas de camino, habiendo partido desde los 1.280 metros de las Casas de Monte, lugar de encuentro con el Canal, hasta los 1.370 metros de los Nacientes de Cordero. Y, finalmente, los 430 metros de altitud delimitados por la cadena que veta la entrada de vehículos a la Reserva Mundial de la Biosfera.


 

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