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Pinturas rupestres de Fuencaliente

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Los comienzos de la agricultura y de la ganadería marcan el inicio de la era conocida como Neolítico. Gracias a ello, el hombre primitivo pasó de depender de la caza y la recolección a tener una alimentación más segura. Ello le permitió crear sociedades más estables y extensas; culturas que empezaron a expresarse mediante la pintura rupestre que tiene en Fuencaliente, una de sus mejores representaciones.

El Neolítico aportó progresos esenciales en la economía del hombre primitivo y sentó las bases de la civilización actual. El desarrollo de la agricultura y de la ganadería aseguró la subsistencia de unas sociedades reducidas, dependientes de la caza y de la recolección de los frutos nacidos espontáneamente, y, por ende, permitió organizar reservas de alimentos y crear pueblos más amplios. La vida se hizo más estable, lo que, por otro lado, permitió desarrollar nuevas técnicas y favoreció el progreso y las innovaciones culturales.

Pero los cambios no sólo afectaron a la forma de vida, sino también al modo en el cual se expresaban estos pueblos. Con el Neolítico, no sólo nació la agricultura y la ganadería, sino también una nueva forma de arte que superó los anteriores y que se caracteriza por su esquematismo.

Arte peninsular
El arte esquemático es una de las manifestaciones más peculiares de la Península Ibérica, aunque su cronología es muy variada y oscila, dependiendo de las regiones, desde el III milenio a.C. hasta el Bronce final, ya en el último milenio a.C. para sus últimas manifestaciones. Se formó en relación con la aparición de las culturas de los nuevos metalúrgicos y se difundió por regiones montañosas, metalúrgicas y pastoriles, donde han aparecido enterramientos colectivos de tipo dolménico. También se relaciona con el arte rupestre levantino, del cual es posible que derive, pues utiliza el mismo tipo de pintura, semejantes técnicas e, incluso, a veces, abrigos y covachos. Sin embargo, parece posterior, porque refleja una mentalidad diferente, tanto desde el punto de vista artístico como por revelar la llegada de nuevos elementos culturales. De hecho, este arte muestra ideas estéticas muy diferentes a los estilos eminentemente naturalistas del arte levantino.

Fuencaliente

Los ejemplos encontrados en Fuencaliente responden a  ciertas pautas comunes. En primer lugar, se encuentran únicamente en formaciones cuarcíticas y de tres formas distintas: paredes verticales; grietas más o menos profundas, pero siempre en contacto con la luz (reciben el nombre de cuevas o covatillas) y pequeños abrigos formados por la inclinación de la cuarcita que posibilita un espacio protegido de las inclemencias del tiempo, como el Morrón del Pino. El lugar elegido es también variado, desde zonas hundidas con muy poca visibilidad, como La Batanera, a yacimientos desde los que se ve un amplio y extenso panorama.

Destaca que la técnica es casi exclusivamente pictórica, pues no se ha descubierto en la región ningún caso de grabado o incisión. La técnica es siempre uniforme, limitada a tintas planas, y apareciendo escasos ejemplos de grafiteados y un solo ejemplo de técnica puntillista o punteada: el originalísimo antropomorfo de El Navajo. El color predominante es el rojo en sus múltiples y variadas gamas, existiendo sólo dos figuras representadas en negro y ninguna en blanco. Se debe tener en cuenta que esta pintura está expuesta a cualquier tipo de inclemencia, sin ninguna clase de protección, por lo que ha sufrido cambios radicales en cuanto a la intensidad de su color primario.

Entre los temas más representados destaca, tanto por abundancia como por su variedad, la figura antropomorfa, seguida, en segundo lugar, del complejo y oscuro mundo de las barras. Después, se encuentran las figuras compuestas por uno, dos o tres triángulos, que corresponde a los llamados motivos o ídolos unitriangulares, bitriangulares y tritriangulares.

No obstante, se pueden distinguir otros motivos como las figuras cuadrangulares que comprenden a los tectiformes, escaleriformes, estructuras, etc. y, en menor proporción, las figuras circulares, las agrupaciones de puntos y los llamados ídolos oculados. Por último, están los zoomorfos, que, comúnmente, corresponden a cuadrúpedos. Estos suelen aparecer aislados y aluden a animales salvajes, siendo los más abundantes los cérvidos, seguidos de los cápridos. Señalar que ambos animales todavía están presentes en los parajes donde se localizan las pinturas y debieron de constituir una parte importante de la base económica de estas gentes.

Pinturas rupestres de Fuencaliente

Por último, referir que los distintos autores que han estudiado la pintura esquemática han intentado dar un significado a este tipo de arte. Obermaier quiso ver un culto a los antepasados. Significación posteriormente ampliada y compartida por Breuil, Cabré y Hernández Pacheco que defendieron que éstos eran lugares sagrados donde se celebraban ceremonias matrimoniales y funerarias. Luego, Almagro Basch, buscando los orígenes orientales de gran parte de los motivos, afirmó que el sentido conceptual y simbólico de las pinturas pudiera corresponder a un arte ideográfico y, por consiguiente, a una escritura pictográfica.

Las cumbres de Fuencaliente
Fuencaliente es el último pueblo, por el sur, de Campo de Calatrava, que, geográficamente, ocupa la subzona regional de Sierra Morena, en un nudo montañoso donde se encuentran las más altas cumbres de la sierra. Entre ellas, hay estrechos valles por los que corren diversos cauces, que van, mayormente, al Yeguas. El nombre es una evolución del de los Baños de la Fuen Calda, el cual aparece entre los datos de la reconquista, en el siglo XII, como lugar de la batalla entre los moros y la caballería de la Orden, mandada por el maestre Siones, posiblemente en 1175.

Mas, los vestigios de primitivas civilizaciones son abundantes, aunque suele calificarse a la zona como lo más intrincado de Sierra Morena, concepto que aparece en “El Quijote”. No obstante, Sierra Morena ha sido una zona permeable a las distintas civilizaciones, pues hay constancia de labores mineras anterior a la conquista romana, aunque fueron éstos los que la dieron importancia, cuando el emperador Tiberio confiscó las minas de Seto Mario para ser administradas por un Procurator Montis Mariani, que, además, dio tal nombre a estas montañas.

El tiempo hizo crecer el pueblo, el santuario y la economía de estas gentes. Por ejemplo, en las aguas del Jándula, afluente del Guadalquivir, hubo apreciable número de molinos y batanes, de poco tamaño, que han dado nombre a alguna de estas corrientes e, incluso, a un grupo de pinturas rupestres. Aunque la reconquista unió la vida de la villa y del santuario, aumentado con el privilegio del maestre Muñiquote en 1369, que tiene carácter de fundación del Priorato y de Fuero de Población.

Enclaves pictóricos
Aunque son abundantes los sitios donde se pueden encontrar pinturas rupestres en Fuencaliente, tan sólo es posible llegar cómodamente a los de Piedra Escrita y La Batanera, convenientemente señalizados y protegidos. El resto, distribuidos por la sierra, no cuentan con indicaciones, por lo que no es conveniente llegar hasta ellos si no se conoce bien el terreno. En total, son los siguientes:

La Sierrezuela.- dos paredes rocosas forman ángulo recto y el suelo presenta una gran inclinación. Por la carretera de Fuencaliente a Ciudad Real, a unos 2 km, se ve, a la izquierda de una torre eléctrica, un punto oscuro donde están las pinturas.

La Batanera.- banco cuarcítico de paredes verticales. El camino está señalizado a la izquierda de la carretera de Ciudad Real a Fuencaliente, 2 km antes de llegar.

Peña Escrita.- banco cuarcítico de líneas quebradas y bloques sueltos. Señalizado. Hay que coger el camino que parte a la derecha, a 2,5 km de la población.

El Escorialejo.- abrigo de poca profundidad con una gran visera superior de superficies quebradas. En el km 100 de la carretera de Fuencaliente a Cardeña, sale un camino a la izquierda hacia el valle de Navalmanzano; a unos 3 km, una pista forestal a la izquierda lleva a Peña Escrita y deja El Escorialejo a 300 m.

La Golondrina.- roca aislada de 4 m. de altura, con un frente hundido, ancho y poco profundo. Por el mismo camino que va a Navalmanzano, se deja a la izquierda la pista a Peña Escrita, alcanzando el puerto del Acebre. Está a unos 200 m de la ladera este.

Morrón del Pino.- amplio abrigo formado por la inclinación de un gran bloque cuarcítico en ángulo y cerrado con el suelo. Desde el Acebre, por una senda hecha para colocar cazadores hacia el sur, se llega al Puerto del Pino, muy cerca de las pinturas.

Cueva del Melitón.- murallón cuarcítico en forma de espolón inclinado hacia el río con una oquedad bastante alta y poco profunda. Finca del Valmayor, en el paso de La Escaleruela.

Los Gavilanes.- pared vertical y lisa, poco abrigada de unos 60 m. de ancho por 25 m. de alto. El mismo camino de La Batanera, entra en el valle de La Cerecera hasta el comienzo de la Finca del Valmayor. Hay que seguir la alambrada hacia el sur, hasta la cumbre.

El Monje.- pared vertical de un gran murallón cuarcítico con cueva natural bastante profunda. Por la carretera de Fuencaliente a Ciudad Real. En el puerto de Valdereprisa, un carril de tierra a la derecha, lleva al despoblado de Ventillas y a Solana del Pino. A unos doce kilómetros del puerto, nace el camino de la finca El Cervijón y, por un cortafuegos, se llega al yacimiento.

El Navajo.- Pared vertical con visera poco pronunciada. Por la misma carretera que va a El Monje, y dejandole a la izquierda, se avanza unos 22 km. Desde allí, una pista forestal a la izquierda lleva a El Navajo.


 

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