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Una semana al sol de la Riviera Maya

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Abren las fronteras y… ¿qué hacemos? Pues aprovechar las ofertas que hay para remontar el turismo y nos organizamos un viaje de los de verdad. ¡Nos vamos a la Riviera Maya!

La pandemia del coronavirus nos ha tenido demasiados meses encerrados, ya no solo en casa, sino en nuestras Comunidades Autónomas. Y esto, para los que amamos viajar, ha sido un verdadero sufrimiento. Por eso, en cuanto dieron luz verde para comenzar a movernos, cogí la maleta, metí unos cuantos biquinis y me planté en México.

Seguramente os estaréis preguntando por qué elegí ese destino tan lejano en vez de quedarme por Europa o, incluso, por España. Pues la verdad es, y aquí viene consejito, que la necesidad de remontar el turismo (sobre todo para los países que dependen de él) ha convertido este año en el de las gangas. Así que, si estáis pensando en hacer una escapada, os recomiendo que aprovechéis y viajéis a esos lugares que antes ni os planteabais por el tema económico.

¿Qué recorrido hago si voy a la Riviera Maya?

La Riviera Maya es una extensión de la costa del Caribe que se ubica al noroeste de México. Con muchos puntos turísticos, hay quienes optan por alojarse en un todo incluido, que suele contar con una playa privada, y disfrutar exclusivamente del sol. Sin embargo, hay otro tipo de turista que prefiere descubrir diferentes rincones y opta por cambiar de alojamiento durante el viaje. ¡Esto es lo que hice yo y te lo voy a contar!

Soy de esas personas que cree que, si viaja, es para descubrir el destino a fondo. Es decir, conocer sus rincones más llamativos, aquellos que no son tan conocidos, a sus gentes y, por supuesto, la gastronomía. ¡Encima me encanta la comida mexicana!

En mi viaje a la Riviera Maya, no quise limitarme a visitar una sola ciudad. Por ello, alquilé un coche junto a mis compañeros de viaje para poder tener absoluta libertad y ver todo aquello que nos llamase la atención. Esto es muy recomendable incluso si vas a hospedarte en el mismo hotel durante toda tu estancia, ya que estos suelen ubicarse, por seguridad, en bahías privadas. Y salir de allí andando os puede llevar hasta media hora. Pero, ¿dónde fui exactamente?

Mi primera parada fue Cancún, donde se encontraba nuestro aeropuerto. Allí pasamos únicamente una noche, en uno de los hoteles de la llamada «Zona hotelera». Si vas en coche se tarda muy poco en llegar y tiene acceso a algunas de las playas más bonitas de esa parte de la Riviera Maya, como es el caso de la Playa Delfines o la Playa Tortugas. Además, si os gusta la fiesta, allí encontraréis muchísima marcha y todos los pubs están juntos.

Aquí voy a hacer un pequeño inciso, ya que hablamos de fiesta, para mencionar la discoteca Coco Bongo. Es la más conocida de la zona y la mayoría de turistas suele comprar algunas entradas. Su precio es de 80 dólares la más básica e incluye una especie de tentempié. Pero cuidado, porque en la puerta, por mucho que tengas el ticket, te piden la tarjeta con la que pagaste y, si no muestras la tarjeta (persona titular incluida), no te dejan pasar. Eso me ocurrió a mí que pagué con la de mi padre y tuve que comprar una nueva en la entrada, donde me dijeron que me devolverían el dinero de la otra. Os aseguro que no lo devuelven. Así que tened cuidado.

La segunda parada fue Tulum, una localidad de la costa caribeña de la península de Yucatán. A aproximadamente una hora en coche desde Cancún, los alojamientos, de nuevo por seguridad, se encuentran a las afueras y para acceder a ellos es obligatorio presentar el justificante del hotel. Desde allí, lo mismo. Puedes visitar varias playas cercanas, para lo que sigo recomendando alquilar un coche. ¡Y si coges taxi, cierra el precio antes de subir! Esta localidad, además, es la mejor, en lo que a distancia se refiere, si tenéis intención de visitar una de las siete maravillas del mundo: Chitchén Itzá.

Los últimos días, como no, un buen todo incluido en Playa del Carmen. ¿Pensábais que a mí no me gusta tumbarme a la bartola? Pues claro que sí. Y, por eso, decidimos pasar los últimos cuatro días, de los ocho que viajamos, en uno de estos. Eso sí, no perdimos la oportunidad de visitar Isla Mujeres.

Playas en la Riviera Maya

Aunque algunos hoteles cuentan con una parcela de playa privada, esta no suele ser la más recomendable. Yo os recomiendo que visitéis otras, aunque también os aviso de que las playas idílicas que veis en redes sociales suelen ser de pago. Y cuando digo de pago me refiero a un rango de entre 40 y 60 euros al cambio. Es decir, que tomar el sol te puede salir demasiado caro. Por eso, aquí os dejo las dos playas que más me gustaron, ambas gratuitas.

Playa Punta Esmeralda. Sin duda alguna, esta fue la playa que más me gustó. Ubicada en un rinconcito de Playa del Carmen (hay que ir en coche o taxi), su agua es totalmente cristalina, casi no tiene profundidad ni olas y cuenta con un cenote que desemboca en la misma playa.

Playa Delfines. Con muy pocas algas (personalmente me dan mucho asco), esta playa de Cancún es bastante turística, por lo que, a diferencia de la anterior, encontraréis bastante gente. Sin embargo, el entorno es precioso y el «color» de sus aguas también os permite ver el fondo. La única pega que le podría poner es que, por lo menos cuando yo fui, el agua tenía mucha corriente. Y otro aviso… ¡nada de topless si no quieres acabar entre rejas!

¿Y si nos vamos de excursión?

Ir a la Riviera Maya a disfrutar de sus playas, no tiene por qué ser incompatible con disfrutar de algunos de sus atractivos turísticos culturales más destacados. De hecho, creo que debería considerarse pecado capital visitar la zona y no pasar por una de las siete maravillas del mundo. Y no vale la excusa de que no os ha dado tiempo a reservarlas antes de viajar a México, porque allí se pueden conseguir en cualquier parte. Y aquí va otra recomendación: si es posible, coged allí las excursiones. Al hacer el cambio de moneda, os sale mucho mejor de precio.

Excursión al Chichén Itzá. Veo las fotografías y sigo sin creer que he estado allí. Debo reconocer que es más impresionante de lo que pensaba y el guía que tuve no pudo haber sido más atento. La pirámide se encuentra en el mismo centro (matemáticamente hablando) de una explanada considerada Patrimonio de la Humanidad y que, en su día, fue centro político, religioso y cultura del Imperio Maya. Un recorrido guiado (no puede verse por libre) de más de una hora y media en el que aprendes, ya no solo los rituales de la cultura, sino también sus juegos más famosos y sus secretos (como la reverberación de una palmada si te colocas en el lugar exacto). Aquí también puedes aprovechar para hacer compras. Los souvenirs están muy baratos y hay mucha variedad.

Excursión a Isla Mujeres. Si estáis valorando ir a la Riviera Maya o ya tenéis el viaje reservado, muy probablemente hayáis valorado visitar la Isla Mujeres, una de las más conocidas y, desgraciadamente, más turísticas. Yo he de admitir que tenía muchas ganas de descubrirla por las fotos que había visto de sus playas, aunque finalmente me decepcionó. La playa estaba totalmente masificada, con muy poco espacio para colocarse (tuvimos que hacer malabares para poner las toallas) y no pudimos apenas disfrutar de la isla. Así que si queréis descubrirla en profundidad, os recomiendo que hagáis allí noche, en vez de coger una excursión de un solo día.

La gastronomía de México

Primer aviso: si no os gusta la comida mexicana, estáis perdidos. Y ya no hablo del picante, porque eso lo suelen adaptar a gusto del consumidor. Me refiero a la variedad. Burritos, tacos, nachos… Aunque con diferentes salsas y mezclas, la base de su cocina es bastante básica. Algo que, aun así, no ha evitado que su gastronomía se convirtiera en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Tacos. Es el plato más reconocido de México. ¿Su base? Una tortilla de maíz a la que le puedes añadir diversos rellenos, generalmente ternera o pollo. Uno de los más famosos son los tacos al pastor, con carne adobada y en tiras finas. Siempre acompañados de salsa.

Chilaquiles. Con una base de totopos, este plato no está hecho para lo que odien el picante. Van cubiertos con una salsa de chile y puede mezclarse con pollo, queso, chorizo… ¿Lo más sorprendente? Suele servirse como desayuno.

Enchilada. Al igual que el taco, la enchilada es un plato de reconocido prestigio en México y fuera de sus fronteras. De hecho, la diferencia que tienen con los tacos se limita, prácticamente, a la forma en que se sirven, ya que los rellenos suelen ser muy similares, por no decir los mismos.

Marquesitas. Se trata de un dulce típico del sureste mexicano que puedes encontrar fácilmente en los puestos ambulantes. Elaborado con masa dulce de barquillo de helado, lo puedes rellenar con un montón de cosas, generalmente queso. Yo lo probé exclusivamente de crema de cacahuete y estaba de muerte. Aunque allí también le echan a la mezcla el queso, aunque el resto de ingredientes sean dulces.

Churros. No penséis que vais a encontrar los churros españoles allí. Ese fue el error que yo cometí, porque los elaboran con mucha canela y a mí no me gusta nada. Sin embargo es uno de los postres típicos del país y, al igual que en España, los bañan en chocolate.

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