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Un melocotón sin tapujos

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Con tan solo dos meses de consumo, el melocotón de Calanda se cultiva en el Bajo Aragón. Su nueva campaña, «sin tapujos», se presentó ayer en El huerto de Lucas. ¿Su intención? Educar al consumidor para evitar el fraude.

Regulado bajo Denominación de Origen Protegida, es considerado como el mejor melocotón del mundo y es una de las joyas de nuestra gastronomía. Su consumo se limita prácticamente al mes de octubre. Ya sea en crudo o en deliciosas recetas, aprende a reconocer este fruto del Bajo Aragón.

A primera vista, la clave para reconocerlo es la etiqueta negra con la D.O.P que lleva pegada a su piel. Esto certifica que ha pasado los estrictos estándares de calidad que impone el Consejo Regulador.

La posibilidad de que en la zona pueda darse un melocotón con tanto sabor, se debe a las condiciones climáticas y geográficas. Las principales localidades implicadas son Calanda, Puigmoreno, Valmuel o Maella, entre otras.

Sin embargo, no son solo las condiciones climáticas lo que hacen del melocotón de Calanda un producto excepcional. Es el cuidadoso y artesanal sistema de cultivo lo que le hace tan especial. En primer lugar, se realiza un doble aclareo intensivo del árbol hasta eliminar el 70% del fruto, dejando una distancia mínima de 20 cm entre cada uno de ellos. De esta forma se asegura un fruto más voluminoso y carnoso.

Más tarde, a lo largo del mes de julio, se procede a embolsar de manera manual e individual cada melocotón, permaneciendo así hasta su recolección, dos meses después. Así se protege al fruto de agente externos y del efecto de productos fitosanitarios.

El melocotón, al natural o en recetas

La única época de comercialización del auténtico Melocotón de Calanda comprende desde primeros de septiembre hasta finales del mes de octubre; antes de esa fecha se debe desconfiar. Su especie es la Prunus Pérsica, procedente de la variedad autóctona “amarillo tardío” y sus clones seleccionados Jesca, Evaisa y Calante. Con una gama cromática que va del amarillo crema al amarillo pajizo, sus características organolépticas recuerdan a ese melocotón de toda la vida, de una dulzura extraordinaria en torno a los 12 grados Brix, que es el nivel mínimo a partir del cual los melocotones emiten su irresistible aroma.

Si crudo ya es un auténtico manjar, el Melocotón de Calanda cocinado enriquece cualquier plato de forma extraordinaria. Los aficionados a la alta cocina pueden experimentarlo en forma de crema fría, en texturas o acompañando a la carne.

Desnudamos el fruto «sin tapujos»

El Consejo Regulador de la D.O.P Melocotón de Calanda ha activado un año más su campaña de divulgación sobre la autenticidad de su producto. Firmada por la agencia valenciana Montaña Studio, propone reducir el fraude descubriendo el auténtico fruto ‘al desnudo’, y educando al consumidor sobre sus extraordinarias cualidades.

Muy condicionada a factores climatológicos y ambientales, la cosecha de 2019 se encuentra a pleno rendimiento, con unas previsiones positivas que esperan superar los cerca de 2,5 millones de kilos del pasado año. El producto se comercializa principalmente en España, y solo un 20% se destina a la exportación, principalmente a destinos europeos como Francia, Italia, Alemania y Reino Unido.

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