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Alarde de Irún, fiestas de San Marcial

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El País Vasco, al igual que en toda la región Norte de la península, es rica en festividades que cada año se realizan en las ciudades y pueblos de todo su territorio. Todas ellas muy llamativas y representativas para todo el pueblo español, y para aquellas gentes que viajan ha España buscando la tradición y la cultura. Cultura que con el paso de los años se ha luchado por su supervivencia y revalorización.

Dentro de todas estas fiestas, a pesar de no ser una de las más conocidas, las de San Marcial ocupan un papel protagonista en la lucha por la tradición de un pueblo.

Durante los días finales del mes de Junio la ciudad de Irún, situada en la frontera con Francia, se engalana para celebrar como cada año, desde hace más de cuatro siglos, las fiestas de su patrón y el llamado Alarde de San Marcial. En estas fiestas se representa la batalla ocurrida en 1522 contra los franceses, en la que el pueblo irunés se alzó con la victoria, tras la cual a su regreso se celebró un desfile de celebración que cada año es rememorado.

Como cada año, la ciudad de Irún se ve ficticiamente dividida en barrios, en cada cual se enclava cada una de las Compañías que formaran parte en los desfiles del Alarde. Cada una de ellas formadas por una serie de vecinos y amigos del barrio, que se distribuyen los cargos de la compañía, formados estos por un Capitán, que cumple la función de organizador de la misma, unos “txiribitos” (flautín dulce) una serie de soldados que tocan dicho instrumento acompañados por unos tambores y unos redobles, gracias a los cuales se sintoniza la música que acompaña a las Compañías en cada desfile. Y como no podría ser de otra manera, acompañados por un grupo de soldados de infantería, los llamados “escopetas”.

Alarde de Irún. Fiestas de San Marcial
Alarde de Irún. Fiestas de San Marcial

Dentro de ésta serie de Compañías existen cinco, que a pesar de que todas ellas son importantes, son fundamentales para el transcurso del Alarde. Entre ellas se pueden encontrar; los Hacheros, un grupo de soldados que representan aquellos que durante la batalla encabezaban al resto de tropas y que iban abriendo hueco en la maleza y facilitando el paso a las Compañías. La Batería de Caballería; fundamental la participación del caballo en la guerra, por lo cual se sigue utilizando en ésta festividad. Esta Compañía formada por un Capitán, un Teniente, un Alférez, un Sargento, un Cabo y quince soldados, desfilan a caballo ocupando uno de los primeros lugares.

Debemos destacar también a las Compañías de Tamborrada, en la cual no participan soldados de infantería (“escopetas”) y la Compañía de la Banda Municipal, que ha diferencia del resto va equipada con unos instrumentos musicales de mayor relevancia, y al igual que la anterior también carece de “escopetas”. Y la Compañía de Artillería; como no podía ser de otra manera, representa la artillería pesada dentro de la batalla, ocupada por cañones arrastrados por mulas. Y finalmente, aunque no de menor importancia, ésta el General, el Comandante y los ayudantes del General. Personajes fundamentales para el desarrollo del Alarde, que organizan y controlan el desfile por toda la ciudad.

Pero dentro de toda ésta batalla, existe un personaje llamativo, ocupado como no podría se de otra manera, por una mujer. Se trata de la Cantinera (la aguadora de la compañía), representación de dulzura y feminidad, la cual existe una por Compañía y es escoltado por el resto de soldados. Con la característica peculiar que en el caso de Caballería y Artillería se desplaza a caballo montando a la amazona.

A pesar de que el día grande de las fiestas, el día del Alarde, se celebra el día 30 de Junio, son muchos los actos previos al gran día en los cuales se representan los momentos anteriores a la batalla y en los que las tropas irunesas se van preparando.

Las fiestas comienzan el día 28 de Junio con la presentación de todas las Cantineras al pueblo, seguidas por la Revista de Armas que se realiza el 29. Acto éste en el que el General, el Comandante, los ayudantes y la Caballería, recorren toda la ciudad barrio por barrio, visitando a todas las Compañías que esperan en formación, para que el General de el visto bueno a la misma, revisando y preocupándose del buen estado de ésta. Finalmente, existe un momento previo muy emotivo en el que la ciudad se torna en silencio, la llamada bajada de las Antorcheras, que se realiza la noche del 29, y en la cual las mujeres de Irún se visten de época y recorren con antorchas la ciudad, representando a las mujeres de los soldados que el día previo a la batalla, amparadas por la noche, hicieron creer con antorchas y realizan ruido que los soldados Vascos se retiraban de la ciudad, preparando éstos en realidad el ataque definitivo.

Por fin llega el día 30 y con él, el pueblo de Irún se viste de rojo, blanco y negro. Las Compañías, a excepción de Artillería, Caballería, el Comandante, los ayudantes y el propio General, los cuales se visten con el uniforme de gala correspondiente a su cargo. Se atavían con el traje ambientado en la época, formado por camisa y pantalón blanco, americana negra y la inconfundible “txapela” , fajín , pañuelo y corbata roja. Ha excepción por supuesto de la Cantinera, que compone su vestimenta de falda blanca, chaquetilla negra, “txapela” roja, conjuntada con botines blancos, junto con la inconfundible banda que cruza su pecho (en el cual esta plasmado el escudo de la Compañía) que sostiene un pequeño barril de madera. Sin olvidarse de un abanico con los colores del pueblo, que utiliza para saludar y agradecer a todas las gentes que les aplauden a su paso. Uniforme que en caso de las Cantineras de Artillería y Caballería varia, ya que se sustituye la chaquetilla negra por azul y el abanico por una fusta que utiliza para los mismos menesteres.

El pistoletazo de salido al gran día se da a las 6 de la mañana con el toque de Diana por parte de la Compañía de la Banda Municipal, realizada ésta en la Plaza San Juan, seguida de la salida de las Compañías, cada una de su barrio, poco después. Las cuales a paso marcial se dirigen al encuentro con el resto de Compañías que se celebrará sobre las 7:30 en la Plaza de Urdanibia. Donde a las 8 en punto y tras toque de corneta se dará salida al desfile que en orden llevará a todas las Compañías a la Plaza de San Juan, reviviéndose en ese instante la llamada “Arrancada”, momento muy emocionante para todos los soldados.

Subida la cuesta de la calle San Marcial y en la Plaza de San Juan se produce el llamado “milagro de San Marcial”, debido al agrupamiento de cientos de personas en una superficie que en otras ocasiones no alberga ni a la mitad, milagro éste conseguido gracias a todos los Capitanes y soldados que ponen afán en colocarse correctamente. Ya todos colocados, es el momento en el que el General hace su entrada a lomos de su caballo para , tras dar un vistazo y observar que todo sea correcto , dirigir las Salvas de Ordenanza realizada por los soldados de infantería.

Tras éste impactante momento y tras la finalización del desfile matinal, las tropas se dirigen al monte Aldabe para realizar la Ofrenda Floral al Santo, donde se realiza una comida campestre. Cita a la cual los miembros del Alarde que van a caballo, acuden sobre él a través de sendas, hasta alcanzar la cima del monte donde esta enclavada la ermita.

Finalmente, el Alarde vuelve a ponerse en marcha a las 6 de la tarde , con el ánimo más festivo y con paso firme desfilan por toda la ciudad , transcurriendo momentos muy bonitos como la bajada de la Calle Mayor. Bajada ésta en la que se ve cerca el final del día y en él que soldados, cantineras… se llenan de tristeza por el inminente fin que se origina cuando sobre las nueve de la noche, el General rompe filas en la Plaza de San Juan, bajo la mirada de todo un pueblo que un año más ha disfrutado de sus fiestas.

Fiestas las de San Marcial que no pueden ser explicadas con palabras, ya que son mucho más que una simple celebración, se trata de un sentimiento. El sentimiento de un pueblo que lucha por su cultura y que cada año se congratula por la llegada de amigos y simpatizantes del Alarde, que llegan de todas las partes del país para colaborar de una forma u otra. Ya que dentro de sus cualidades, las fiestas de San Marcial y su Alarde ante todo, son fiestas válidas para todo tipo de gentes. Gentes que siempre encontrarán un hueco dentro de la celebración.

Datos prácticos

Irun, situada en la depresión sublitoral guipuzcoana, en el valle del bajo Bidasoa, asentada en el rellano del aluvión formado por el río, ocupa una extensión de 42,8 Kilómetros cuadrados, a una altitud de 5m, sobre el nivel del mar.

El municipio pertenece al partido judicial de San Sebastián y, además de la ciudad propiamente dicha, está integrado por los núcleos de Behobia, Bidasoa, Meaka, Ventas, Anaka, Olaberria y Lapize.

Se encuentra rodeado de montes entre los que destacan el macizo granítico de la Peña de Aia, de granito, formado durante la Era Primaria; Jaizkibel de arcillas de la Era Terciaria, así como los montes de Erlaitz y San Marcial, de donde descienden regatas que fluyen al Bidasoa, el cual constituye frontera natural a nivel municipal, provincial con Navarra y nacional con Francia.

Qué ver en Irún

Casa Consistorial. La fachada principal del edificio destaca por su elegancia y simetría. Tiene un pórtico con cinco arcos de medio punto realizados en sillería almohadillada, con bóvedas de arista en el interior. Sobre el pórtico, en la primera planta, un balcón, apoyado sobre ménsulas estriadas, recorre la fachada de lado a lado, abriendo al exterior cinco balcones con frontón, cada uno de ellos situado sobre cada uno de los cinco arcos.

Ermita de San Marcial. La primitiva ermita fue destruida en un incendio, provocado por un rayo, en 1796, siendo reconstruida en 1804 e instalada la nueva imagen. En el exterior, hay un pequeño monumento adosado a la pared donde se guarda un cuaderno con los nombres de quienes contribuyeron, en 1899, a la construcción de la carretera que conduce al monte. Asimismo, un pináculo de piedra labrada con dos lápidas conmemora las batallas de San Marcial. Tras numerosas reformas, en 1910 se erigió la torre. El edificio sufre desperfectos nuevamente durante la contienda en 1936.

Ermita de Santa Elena. Se halla situada cerca del casco viejo, en el entorno del mismo nombre, en la parte oriental del casco urbano de Irun a la orilla del Estebenea, afluente del Bidasoa. Al pie del monte Ibaieta, la ermita está cerca del antiguo camino que comunicaba el vado del Bidasoa con rutas interiores. Es conocida también con el nombre de Ama Xantalen.

Hospital de Sancho de Urbanibia. Es una construcción de planta rectangular y tres alturas, edificado en mampostería con recercos de piedra sillar en huecos y esquinas y platabandas de separación entre plantas. En la fachada principal destaca una hornacina con una imagen de la Virgen, decorada con pilastras y rematada en un frontón, sobre el que se halla el escudo de la casa de Urdanibia. En la fachada posterior, en la planta baja, una doble arcada y, en las dos superiores, triple con antepechos. Se ha restaurado en su totalidad, actualmente alberga el Euskaltegi Municipal tras haber sido sede entre otros de Cine Club Irun, centro escolar, almacén de Brigada de obras…

Iglesia de Nuestra Señora del Juncal. Comenzada a construir en 1508 no se terminó hasta 1606; la duración tan larga de las obras determinó los distintos estilos del templo: junto a caracteres propios del último período del gótico aparecen otros rasgos del «gótico vasco».

Palacio Arbelaiz. Es una casa solar que debe su importancia al linaje de los Arbelaiz y a los personajes que en ella se alojaron. (Enrique III de Francia, Catalina de Médicis, Carlos IV, Catalina de Braganza, Felipe V, Carlos X de Francia, etc.). Tras el incendio a causa de la guerra de 1936, ha sido reconstruido y el aspecto que presenta hoy día es el de una casa de planta rectangular, toda ella construida con piedra de sillería. La portada es barroca con una puerta franqueada por dos columnas dóricas que sostienen un entablamiento con un friso de triglifos y metopas, y encima un frontón partido que enmarca el escudo.

Museo Romano. Oiasso es el acontecimiento arqueológico más importante del panorama guipuzcoano de finales del siglo XX. De la nada ha emergido una ciudad romana cuya superficie urbana se evalúa entre 15 y 20 hectáreas y cuyo crecimiento se produjo en torno a un magnífico puerto de gran actividad entre los años 70 y 200 de nuestra era, y las explotaciones mineras de Aiako Harria. Otras intervenciones arqueológicas han permitido identificar una necrópolis situada fuera de la población, en el interior de la ermita de Santa Elena; un fondeadero al pie del cabo de Higuer (Hondarribia), en el que se podían resguardar las embarcaciones; el taller de un herrero; un puente que cruzaba el Bidasoa y las termas o baños públicos de la ciudad. Por si esto fuera poco, en cada uno de estos episodios se han recogido colecciones de objetos sobresalientes que hablan del nivel de vida alcanzado por sus ocupantes, muy en sintonía con los ambientes urbanos de las ciudades romanas del borde atlántico.

Más información de las Fiestas de San Marcial: www.alardedeirun.com

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