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Por el Pirineo Navarro

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La porción noreste de Navarra acoge puertos, boscosos valles y montañas de extraordinaria belleza. Hablamos de la Cuenca Prepirinaica y lugar de paso de peregrinos con dirección a Santiago. Dónde el caminante será observador privilegiado de un espacio poblado de montañas, decorado por hoces, hayedos, robledales y pastos. Más aún, salpicado de pequeños núcleos rurales de pastores, almadieros, contrabandistas y nostálgicos guerrilleros.

En el Pirineo Navarro aún se guardan aquellas historias que hablan de guerras y emboscadas. Es la cuna de unos vascones indomables y tumba de otros ejércitos. Son pueblos algunos asolados, otros aún firmes entre colinas y laderas. Valles solemnes, casas de trazado infantil junto a su iglesia, tejados, pinos y caprichosas portadas de inspiración medieval. Entre las nieblas se advierten solitarias ermitas y megalitos y se intuye la fuerza inexplicable de los duendes, sirenas, “lamiak” y de los señores de los bosques “basajaun” y “basandere”.

La influencia del Atlántico y Mediterráneo otorgan la variedad a este singular paisaje. Subiendo de Pamplona-Iruña por el Camino de Santiago, por los valles de Estibar y Erro, el paisaje se caracteriza por la frondosidad de sus bosques y los pastos. La zona se convierte en atlántica, con más pendientes, más verde y con el caserío diseminado al pasar el llano de Orreaga-Rocesvalles y descender hacia Luzaide-Valcarlos. Hacia el este, el Valle de Aezcoa mantiene una imagen de transición entre el Atlántico y el puramente Pirenaico, con grandes bosques de haya y roble junto a abundantes pastos y otras tierras de cultivo.

Los valles de Salazar y Roncal son más pirenaicos, estructurándose de norte a sur, siguiendo los ríos Salazar y Eska. De las zonas escarpadas, de peñas y bosques de haya, abetos y pinos, a uno más mediterráneo, que se une a la Cuenca de Lumbier a través de Navascués.

Por el Almiradío de Navascués, a través de del puerto de Iso se advierte el paisaje más Mediterráneo con trigales y viñedos, y con Lumbier como navío anclado en este pequeño mar. En el Valle de Lónguida, en Villaveta-Ecay, una desviación asciende desde Itoiz, por el medieval Valle de Arce, por sus ríos Iratí y Urrobi, hasta llegar a Oroz y Aezcoa o pudiendo también volver al Camino de Santiago de Auritz-Burete y Orreaga-Roncesvalles.

Camino de Ultrapuertos

Cuando el viajero opta por adentrarse y conocer en profundidad el espacio natural del Pirineo Navarro, llegará a encontrarse, en su parte más occidental, con el denominado Camino de Ultrapuertos y las tierras que ocupan los valles de Aezcoa y Oroz Betelu. Pequeñas poblaciones y caseríos dispersos que ofrecen al visitante una versión aún muy desconocida y difícilmente comparable, principalmente por su calidad, del bien planificado desarrollo de la oferta del Turismo Rural. Burguete, Valcarlos, Espinal, Zubiri. Roncesvalles, Garralda, Orbaitzeta, Orbara, son algunos de los pequeños municipios en los que, sin duda, encontrará el alojamiento rural que mejor se adapte a sus gustos y necesidades.

En el denominado Camino de Ultrapuertos, el paisaje natural muestra su cercanía con el Cantábrico. Un paisaje modelado por las personas, que, partiendo de Pamplona, atravesándolo de norte a sur se diferencian tres tipos. Un primer valle excavado por el río Arga, con cereal que va desapareciendo a medida que subimos hacia Eugui. La zona desde Zubiri-Eugui, por el valle de Erro hasta Berruguete y Roncesvalles, donde el paisaje ganadero es equilibrado, rodeado de hayedos, robledales y coníferas. El sector montañoso nos enseña en la zona alta de Esteribar y Erro la belleza de los hayedos de Quinto Real, y los pastos de Sorogaín, terminando en un mirador que da al profundo valle de Aldude. Valcarlos muestra el mismo paisaje de caserío disperso propio de la vertiente cantábrica vasca.

Pirineo de Navarra
Pirineo navarro

Actividades y fiestas
En mayo-junio se celebran las sobrias romerías a Roncesvalles. La belleza de las danzas tradicionales se pueden contemplar el domingo de Pascua en Valcarlos, o en sus fiestras tradicionales de Santiago en el mes de julio, y las hogueras de San Juan en Burguete. Erro y Esteribar celebran en verano el Día del Valle. En mayo y septiembre, el tradicional marcaje del ganado de Baigorri, en Sorogain, por un convenio de pastos. En Burguete se celebra la fiesta de la artesanía el 15 de agosto y la del ganado conincidiendo con la festividad de San Miguel, en septiembre. En verano, son tradicionales los campeonatos de pelota, destacando el Bost kirol de Mezkiritz. Y en otoño, el Día de la Paloma, en Valcarlos y Burguete.

Los valles de Aezkoa y Oroz Betelu

Su montañas, de mediana altitud, muestran influencia cantábrica. El equilibrio de los usos ganaderos y forestales llegan a su máxima expresión y armonía. En el Consorcio, los aezcoanos poseen la mayor superficie de hayedo y robledal por habitante, que supone el 54% del Valle, destacando la Selva de Irati, además del robledal de Garralda, uno de los mejores de roble albar de la península.
La evolución geológica ha trazado un paisaje especial, dibujando una estrella de seis brazos, con centro en Aribe, rompiendo la estructura longitudinal de otros valles, como Salazar o Roncal.

Cerca de Garralda, el bello mirador de Ariztokia marca un ángulo en el valle del río Iratí que conduce a las tierras de Oronoz Betelu, pueblo segregado del Valle de Arce, en 1845. Los robledales y hayedos aún abundantes, empiezan a acompañarse en las angosturas del Iratí por una paisaje más seco y mediterráneo, en el que predomina el matorral.

Actividades y fiestas
Aezcoa celebra uno de los más antiguos Días del Valle de Navarra, siendo en el 2002 su edición 25. Su celebración es el segundo y tercer domingo de septiembre, con muchas actividades: comida popular, música, teatro, exposiciones, exhibiciones de deportes rurales, etcétera. En junio, su romería a Roncesvalles es de las más vistosas que llegan a la Colegiata.

Cuencas Prepirinaicas

El amplio territorio abarcado acoge un paisaje cambiante, que nos traslada de un clima con influencias cantábricas al norte de Arce, a uno con influencias mediterráneas en Lumbier.

Hay tres unidades paisajísticas. El norte, con las sierras prepirinaicas: Artxuba, Zarikieta, Areta… que actúa de barrera natural, y matizan los contrastes ambientales y paisajísticos de una y otra ladera. Permanece la primacía del hayedo y robledal, junto al pino royo. Los cordales son coronados por roquedos de corte vertical.

La segunda zona, la vertiente prepirinaica, de transición cerealista, tiene como principal paisaje los pastos abandonados de matorral de boj, enebro y coscoja, además de repoblaciones artificiales de coníferas, siendo una de las zonas con más despoblados de Navarra.

La última zona, la cuenca de Aoiz-Lumbier, marcada por la suave vega del río Iratí, es la zona cerealista, que al aproximarse a Lumbier comienza a entremezclarse con viñedos.

Paisaje del Pirineo de Navarra
Paisaje del Pirineo de Navarra

Actividades y fiestas
Destacan las celebradas en Lumbier-Irumberri, desde las cencerradas navideñas, la romería a la ermita de la trinidad en mayo, o sus fiestas patronales de Septiembre. Campeonatos de pelota en primavera. Otros como Romanzado o Lónguida celebran el día del valle a principios de verano, las romerías a Santa Fe en Urraul Alto o a Izaga.

El paisanaje

El impresionante paisaje del Pirineo Navarro se encuentra habitado por ciento treinta y tres pequeños pueblos que en la mayoría de los casos no sobrepasan lo cien habitantes. Pueblos cuya vida tradicional se reduce a su propio municipio. Por ello a lo largo de su historia no se echaron en falta mejores comunicaciones, que sólo servirían como cómodas rutas de acceso de extraños, tropas enemigas y epidemias. Los núcleos con mayor densidad de población ofertaban ferias y mercados y eran el lugar requerido por los artesanos y sirvientes.

Cada zona tenía algún pueblo de atracción. Además de Pamplona-Iruña, foco de atracción de toda la zona, los valles orientales tenían en el sur Lumbier-Sabuesa, y al norte Mauleón. El resto de Valles norteños tenían un gran centro en San Juan del Pie del Puerto, sin dejar de mencionar Aoiz y Urroz.

Economía tradicional
La madera, el pastoreo y la agricultura son los principales medios de subsistencia de los habitantes de Pirineo Navarro.

Por su parte, Roncal y Salazar han sido los mayores valles del pastoreo trashumante. Sus grandes rebaños de ovejas rasas iban y continúan yendo a pasar los inviernos a la Bardena. Lana, queso y carne era su producción, en una economía de escasos recursos. También destaca la vaca pirinaica, raza autóctona para carne, de la zona de Aezkoa-Erro.

Otra de las actividades propias de la zona es la explotación forestal a gran escala, actividad que comenzara allá por el siglo XVIII, debido a la necesidad de la Marina de madera para sus navíos. Roncal y la Selva de Iratí serán sus principales suministradores de este producto. La dificultad de transporte en estos valles, hará que adapten los ríos para las almadías, balsas de troncos, y llevarlos por el Ebro a Zaragoza o el Delta.

La escasa agricultura de los valles norteños, destacando sólo la patata, se equilibra con su ganadería. A medida que se desciende hacia la cuenca pirinaica el paisaje se hace más mediterráneo, con el trigo y el viñedo que se adueñan de los valles del entorno de Lumbier.

Los valles han tendido a la autosuficiencia con la producción de todo tipo de prendas y utensilios, que la moda actual ha convertido en artesanía decorativa. Así duros oficios como almadiero o carbonero, son ahora demostraciones etnológico-festivas. Oficios frecuentes eran los olleros de Lumbier, ceramistas, y en la zona abundaban tejedores carboneros, cuchareros, herreros, zapateros, sastres o recolectores de nieve para venderla para helados o con fines terapéuticos.


 

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