Carrascosa,
Saelices, Sacecorbo, Ocentejo o Arbeteta
son algunos de los pueblos que van dibujando este itinerario que, partiendo desde la
histórica Cifuentes recorre una de las zonas más bellas que domina el río Tajo.
Cifuentes, punto de partida, es del todo un pueblo castellano, que expone elementos que bien merecen la
atención, e incluso pequeños detalles que lo hacen singular, como el paseo que el río
hace por el mismo centro de la localidad. Se conservan excelentes muestras de edificios
tanto civiles como religiosos como el castillo de don Juan Manuel, el convento dominico de
San Blas, el hospital del Remedio y su elegante Plaza Mayor.
Con rumbo a Arbeteta
El primer tramo, nada más despedir Cifuentes, conduce hacia el
solitario pueblo de Val de San García, encajonado en una hondonada y abrigado por una
fresca alameda. Esta carretera parte de la zona más alta de la localidad, donde se
encuentra el vetusto castillo y restos de las murallas que defendían, en otro tiempo, la
ciudad. Desde Val de San García, se toma de nuevo
rumbo a Cifuentes para alcanzar la carretera comarcal GU-940 con destino a
Saelices,
Canredondo y Sacecorbo.
Cifuentes, punto de partida, es del todo un pueblo castellano, que
expone elementos que bien merecen la atención, e incluso pequeños
detalles que lo hacen singular, como el paseo que el río hace por el
mismo centro de la localidad
A los pocos kilómetros, la carretera empieza
a ascender, hasta coronar un pequeño puerto. Justo en este punto, por un camino que sale
hacia la derecha, en dirección a una antena que se encuentra sobre una loma, está la
ermita de la Cueva del Beato, que ofrece impresionantes vistas de la llanura y de la
peculiar silueta que dibujan las denominadas Tetas de Viana.
A los pocos kilómetros, la carretera empieza a ascender, hasta coronar un pequeño
puerto. Justo en este punto, por un camino que sale
hacia la derecha, en dirección a una antena que se encuentra sobre una loma, está la
ermita de la Cueva del Beato, que ofrece impresionantes vistas de la llanura y de la
peculiar silueta que dibujan las denominadas Tetas de Viana. El edificio es obra del siglo
XVII que levantara la Orden de San Francisco.
Sigue el periplo hacia Canredondo y
Sacecorbo. Antes, queda a la derecha una desviación hacia Ruguilla, Sotoca de Tajo y
Carrascosa y, algo más cerca de Canredondo, parte la carretera que concluye en
Torrecuadradilla, pequeño pueblo cuyas viviendas, de su parte más occidental y su
iglesia se mantienen en perfecto equilibrio sobre un espectacular promontorio rocoso.
Sacecorbo bien merece una parada algo más
pausada. Sus inmediaciones ofrecen infinidad de posibilidades para disfrutar de pequeñas
caminatas por el curso del río e incluso la práctica de otras actividades más expuestas
como la espeleología. Desde Sacecorbo, se continúa en dirección a
Ocentejo, aunque antes es recomendable hacer un alto en Canales del Ducado. En Ocentejo,
el forastero se encontrará en la localidad que ostenta fama en estos campos. Zonas de
recreo, espectaculares vistas del cauce del río y la paz más absoluta disfrutando de la
naturaleza en su estado más puro. Aquí, el conocido como el Hundido de Armallones, es
una tentación y todo un espectáculo natural. Para acceder a este lugar es necesario
dejar el vehículo y realizar un breve paseo desde el pueblo buscando el curso del río.
La ruta continúa de nuevo camino de
Arbeteta, ya al otro lado del valle. Este es uno de esos pueblos que llaman la atención y
que, en cambio, aún no ha sido por nadie reconocido como "uno de los pueblos más
bellos de España", frase muy de moda en estos tiempos de esplendor del llamado
"turismo rural". Las ruinas de su viejo castillo bajomedieval se llegan a
confundir con los grandes peñascos que decoran los alrededores del lugar.
Para continuar el viaje, habrá que desandar
el camino hasta cruzar de nuevo Valtablado, para tomar la carretera que irá visitando las
localidades de Oter, Carrascosa, Huetos, Sotoca de Tajo y Ruguilla, hasta antes de volver
a Cifuentes. Todos ellos, pueblos que saben guardar con celo y mantener intacta su esencia
más rural. |