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Tras las huellas de los vettones

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Los romanos bautizaron a esta tierra como Abula o ciudad de los vettones. Una escapada a Ávila permite disfrutar de todos los encantos de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Hace más de 2500 años, estas tierras estaban ocipadas por los vettones. Estos formaban parte de la gran familia de los celtas, que ocupaban gran parte de Europa. Más allá de los vettones y su tierra, La Vetona, poco se sabe de ellos. Sus símbolos más populares son las esculturas de piedra que representan toros y cerdos. Muchos los conoceréis como Toros de Guisando.

En relación a lo que conocemos, los vettones vivían en ciudades que recibían el nombre de castros, estaban amuralladas y situadas en zonas de fácil defensa. Las casas del castro eran de piedra, de una sola planta, con techos de ramas, madera o barro. Era un pueblo guerrero, amante de la independencia y austero. Se dedicaban a la ganadería y a cultivar cereales. Además, adoraban al sol y a la luna. Algunos historiadores creen, incluso, que rendían culto a los animales, principalmente el toro.

Turismo arqueológico sobre los vettones

El conocimiento de esta cultura no sería completo sin visitar los lugares en que vivieron y sus restos. En Ávila encontramos varios itinerarios que permiten ver uno o varios castros seleccionados entre los de mayor interés. Tenemos, por ejemplo, Las Cogotas o la Ulaca. Junto a ellos cabe recomendar la visita a algunos «verracos» o esculturas de toros y cerdos que marcaban y protegían los poblados y prados de los vettones.

Un buen comienzo de la ruta puede ser el antiguo castro de Ulaca (Villaviciosa-Solosancho). Este debió ser uno de los más importantes. Según el historiador Gutiérrez Palacios, Ulaca habría sido «la mayor ciudad celta conocida de Europa». El castro de Ulaca está situado sobre una pequeña colina que presenta dificultades para ser atacada. Con un arroyo cerca, le permite abastecerse de agua.

Por otro lado, el castro de «La Mesa de Miranda», está situado en Chamartín de la Sierra. En su plaza se conserva un hermoso verraco. Se encuentra a 22 km por la carretera AV-110, que parte de Ávila hacia el oeste paralela a la Sierra de Ávila por su vertiente norte. A este castro se llega por un camino de unos 4 km que se dirige hacia el norte. De todos los castros de Ávila, es el que mejor conserva sus murallas, de más de 2.800 m de perímetro, que forman un triple recinto de unas 30 hectáreas de superficie.

Es impresionante el acceso al tercer recinto, desde donde se puede caminar hasta la puerta sureste del Recinto I. El recorrido hasta el extremo norte del castro permite apreciar su estratégica situación protegido por dos profundos valles y controlando el paso a la sierra desde las llanuras del Duero.

Los Toros de Guisando

Las esculturas de animales en piedra, popularmente conocidas como «verracos», constituyen una de las más originales creaciones del arte celta. De ellas se conocen más de 400 ejemplares extendidos por Ávila, Salamanca, Zamora, Cáceres y el norte de Portugal. El conjunto más famoso es el de los «Toros de Guisando». Lo forman cuatro bellas esculturas de toro de dimensiones considerables, situadas en un amplio prado en el camino natural de Ávila a Toledo.

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