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Zambombas de Jerez de la Frontera

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zambombas03Desde el siglo XVIII en la víspera del de la Nochebuena, amigos, vecinos y familiares se reúnen en los patios y corrales de las casas de vecinos y gañanías. En ellas se forma un corro alrededor de las hogueras, donde se cantan y bailan villancicos de un modo espontáneo mientras se reparte vino, anís, ponche y dulces navideños. El instrumento fundamental es la zambomba, de ahí el nombre de la fiesta.

El instrumento suele elaborarse de un modo artesanal, con una vasija de barro que se cubre con un pellejo de animal –normalmente cabra- o una tela, concretamente muselina. En el centro de la tela se amarra una caña larga que proporciona un sonido grave al ser frotada con la mano y que es la base rítmica o compás sobre el que se cantan los villancicos. A la zambomba la acompañan otros instrumentos como son el almirez, la pandereta y la botella rayada de anís.

zambombas02“Que hay noche pa rato”
La Zambomba tiene una diferencia fundamental con el resto de las fiestas flamencas, y es que se trata de una celebración con un fuerte carácter participativo, mientras que en las demás fiestas y juergas hay una separación entre protagonistas (cantaores, tocaores y bailaores) y público, en la zambombas todo el mundo participa cantando o tocando algún instrumento. Así se pierde el carácter individual del cante flamenco, para convertirse en un canto a coro aflamencado. Algunos investigadores apuntan a que este aflamencamiento del villancico podría dar lugar a la aparición de un nuevo palo dentro del flamenco, como ocurrió con la saeta.

La zambomba es el lugar donde puede verse y oír cantar a aficionados anónimos que el resto del año difícilmente se pueden ver. El espíritu alegre, anárquico y desenfadado de la celebración hace que cualquiera pueda arrancarse y dejar ver su vena más flamenca.

Por los barrios de la Cruz Vieja, Cerrofuerte, Santiago, el Mercado y Albarizuela suenan en las últimas noches del año los compases de estas coplas navideñas con un sabor netamente jerezano. En cada calle, plaza o plazoleta resuena la ronca zambomba y el coro de improvisados tenores. Tras unos años de franca decadencia, la zambomba vuelve a estar en auge, y cada año son más las asociaciones vecinales, entidades culturales, centros educativos, partidos políticos, peñas flamencas y hermandades que organizan una zambomba. Estas son la evolución de las arcaicas que se celebraban al aire libre en casas de vecinos, donde a menudo se compartía una única cocina de Picón. Durante toda la noche se cantaba y bailaba, hasta el alba, justo a tiempo de dormir unas horas antes de continuar con las celebraciones del Día de Navidad. Se trata de una noche larga, de ahí que diga la copla “Que hay noche pa rato”.

Resulta difícil destacar una zambomba de entre las demás, Segundo Falcón director del Centro Andaluz de Flamenco, con sede en Jerez, señala que las peñas flamencas y las hermandades organizan muy buenas zambombas, así como las asociaciones de vecinos. Auque él barre para casa y se queda con la que organiza el CAF. Este año, como en los últimos será Fernando Moreno y su cuadro flamenco Sabor a Jerez los encargados de una zambomba que se celebra al mediodía, y no de noche como es habitual, y que sirve para cerrar el ciclo de actividades que el Centro Andaluz de Flamenco organiza cada año. Una berza y unas copitas de jerez son el mejor reclamo, junto a la zambomba en sí para este evento que tendrá lugar previsiblemente el próximo 23 de diciembre.

zambombas04Orígenes
La zambomba y la misa flamenca son las celebraciones más genuinas de la festividad católica andaluza. Se trata de la manifestación de una cultura oral de siglos, heredada de los mayores y oralmente transmitida de padres a hijos.

El villancico es una composición característica de la lírica popular que comprende un estribillo y varias estrofas para voz solista, acompañado de uno o dos instrumentos. Es difícil precisar la fecha y origen de estos cantos debido a las lagunas existentes en la historiografía y musicología al respecto.

Los primeros documentos que aluden a los villancicos datan de los siglos XV y XVI, sin embargo no será hasta el siglo XVII cuando el villancico adquiere el típico carácter religioso con el que hoy se relaciona. Pero no es hasta el XIX cuando Andalucía lo dotó con ese sello personal, aflamencándolos poco a poco. SI en un principio la temática se basaba en pasajes evangélicos, la evolución ha propiciado la incorporación de episodios y circunstancias cotidianos, es por esto que algunos de ellos no se refieren especialmente a temas navideños. Para Segundo Falcón no hay duda de que “Jerez ha sido la cuna del villancico flamenco, algo lógico si se tiene en cuenta la importancia de la ciudad en el nacimiento de este arte”.

Según algunos autores los villancicos y zambombas ha sido una tradición musical andaluza de carácter popular que ha vivido durante mucho tiempo a la sombra del flamenco puro, por lo que no ha tenido la relevancia necesaria y han ido desapareciendo progresivamente, hasta el punto de casi desaparecer. Restos de esta tradición  son los coros de campanilleros de Sevilla, los verdiales de Málaga. Por fortuna esta dinámica ha cambiado en los últimos años, y las zambombas están cobrando el protagonismo que se les ha negado durante tanto tiempo. “Las zambombas y los villancicos flamencos son un patrimonio de Jerez que cada vez tiene más difusión nacional e internacional”, apunta el director del Centro Andaluz de Flamenco.

Los villancicos tienen también un importante significado literario. Muchos han servido de base popular a algunas de las obras de los cancioneros de los poetas cultos y, muy especialmente, de los de la generación del 27.


 

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