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La Raya de Extremadura, puente de leyendas

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Puente la Raya de extremaduraEn la de denominada la Raya de Extremadura, sus gentes, artesanos, conquistadores, descubridores de Nuevos Mundos y de buenos haceres, presentan una tierra virgen y, a la vez, moldeada por la sabiduría, que mira siempre al horizonte sin perder nunca las miras del futuro.

El silencio se adueña a media mañana de la iglesia de La Magdalena. Es, entonces, cuando mejor se puede apreciar su belleza. Y es, en ese momento, cuando las piedras se confiesan y cuentan que están orgullosas de albergar la única iglesia de estilo manuelino de España. Y es, justo ahí, cuando el viajero comienza a darse cuenta de la riqueza de Olivenza, cuna de españoles y portugueses, según las épocas, fundada por la Orden del Temple en el siglo XIII. Tal vez, esa dualidad le ha permitido convertirse en uno de los pueblos más bellos de Extremadura, donde se conjugan los más bellos estilos arquitectónicos, tanto lusos como españoles.

BadajozEse carácter fronterizo, con similitud no sólo natural, sino también cultural y social, se vive en la Raya que, en Extremadura, comienza al norte, en la Sierra de Gata, y finaliza en Valencia de Mombuey o Valencita, como gustan de llamarla en la zona. En esta línea entre ambos países, a uno y otro lado se dejan ver imponentes fortalezas y estilos arquitectónicos dispares que van desde el granito al ladrillo, pasando por la pizarra, el adobe y la caliza. Casi trescientos kilómetros de frontera donde la naturaleza se muestra en forma de verdes serranías, dehesas repletas de encinares y llanuras de pastos, destacando la riqueza de la sierra de San Pedro, en Badajoz, y la Sierra de Gata, en Cáceres.

No hay más que darse un pequeño paseo por ambos lados de La Raya de Extremadura para comprobar que, desde la prehistoria, esta zona ha tenido siempre una historia común. Dólmenes y pinturas rupestres así lo atestiguan. De hecho, el conjunto megalítico existente por estos lares es uno de los más importantes de Europa. Y por supuesto, no hay que perderse el fabuloso conjunto de Valencia de Alcántara. Pero si la prehistoria comenzó a unir a las gentes de estos pagos, la llegada de los romanos las hizo vivir bajo la misma provincia, de nombre Lusitania. Y también caminaron juntos de la mano de los árabes, como muestra el rico legado agareno que aún puede apreciarse.

castillo badajozFueron los reinos de Castilla y León y el nacimiento del reino de Portugal los culpables de las luchas que se sucedieron constantemente para conquistar, reconquistar, arrebatar o mantener territorios. Una pugna que finalizó en el siglo XIX, con la denominada Guerra de las Naranjas. Diversos fueron los acuerdos que se firmaron, dejando las posesiones tal y como se conocen hoy día.

Hacia la capital del corcho
Pasado Valencia de Mombuey y habiendo tomado aliento en la singular plaza de Villanueva del Fresno, contemplando la inmaculada iglesia dedicada a la Concepción, el camino se dirige hacia el castillo de Coluche, curioso nombre que toma en la zona la fortaleza de Miraflores, a cuyos pies se alza Alconchel, bañada por las aguas del río Táliga, que da nombre a otra población cercana. Aquí, en esta localidad que perteneció a Portugal hasta 1801, todavía se respira el influjo lusitano. Encinares y alcornocales permiten, en Táliga, pastar a sus anchas a toros de lidia y cerdos ibéricos.

Siguiendo el trayecto, la señorial Olivenza se deja ver. Y, además de la monumentalidad de la iglesia de la Magdalena y de sus murallas defensivas, es necesario detenerse para contemplar el palacio de los Duques de Cadaval, actual ayuntamiento. Y la Panadería del Rey que, junto con el castillo, albergan el Museo Etnográfico González Santana, uno de los mejores de España, con más de siete mil piezas donadas por Francisco González Santana, vecinos de la localidad y depósitos cedidos temporalmente. Todo un libro de costumbres que recuerda cómo vivían los antiguos moradores de estas tierras de alternancia portuguesa y española. A pesar de su ruina, a diez kilómetros de Olivenza, se encuentra el puente de Ajuda, que unió durante mucho tiempo las orillas del Guadiana.

Castillo BadajozHasta la llegada a Badajoz, bastión y nexo de unión constante con tierras portuguesas, el viajero se verá sorprendido por singulares localidades rodeadas de parajes naturales de gran belleza. Una vez en la ciudad fundada por Ibn Marwan en el año 875, el ambiente a carnaval se respira por todos lados. Los últimos preparativos para celebrar la que, seguramente, es la fiesta más importante de la ciudad, se dejan sentir. Pero entre ese trajinar constante que se presume en la urbe, el alto en el camino en su alcazaba, en la Puerta de Palmas, imagen identificativa de la ciudad desde hace siglos y en la torre de Espantaperros es obligatorio. Al igual que la visita al Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo.

El paisaje se torna en dirección a Alburquerque, en las estribaciones de la Sierra de San Pedro. El de Luna es, seguramente, uno de los castillos mejor conservado de Extremadura.

Pero no sólo la fortaleza, vigía de toda la población, es atractiva en la localidad. La denominada villa adentro, nombre con el que se conoce el barrio gótico, merece un tranquilo paseo. Como también lo merece La Codosera, con su fortaleza levantada en la parte superior del casco urbano, y San Vicente de Alcántara, plagada de encinas y alcornocales. Su dedicación a la corteza del alcornoque le ha valido el título de capital del corcho, aunque ése no es el único atractivo. Aquí se pueden realizar diversas rutas para conocer los veinte dólmenes que existen en los alrededores, al igual que el castillo de Piedrabuena, sede de la Orden de Alcántara en otros tiempos.

la raya badajozSin embargo, acaso sea Valencia de Alcántara quien se haya ganado una merecida fama por su conjunto megalítico. Tampoco hay que olvidar que, en su iglesia, se desposó la hija de los Reyes Católicos con el rey portugués Manuel el Afortunado. Así, la parada en esta localidad quizás deba ser más tranquila que en otras, pues, al legado prehistórico, hay que unir su bello barrio gótico y los restos de la fortaleza árabe. El viajero se encuentra justo en La Raya con Portugal. No en vano, muchas aldeas de los alrededores rayan, literalmente, con sus vecinos portugueses de la región del Alentejo. Solana, Cedillo, Herrera de Alcántara, Carbajo o Membrío son típicamente arrayanas o rayanas. Pero la mirada siempre estará atenta en Alcántara, donde el puente romano, una de las mejores obras de ingeniería española, sigue contando con la misma solera que hace siglos. Palacios, ermitas y, en especial, el conventual de San Benito, de una belleza sobrecogedora, son lo más característico de la población. También la influencia de la orden de Alcántara se exhibe en Piedras Albas y Zarza la Mayor.

Un trazado de Raya a Raya
Las rutas de la Cal, de las Catedrales y Grandes Iglesias, de los Orígenes, Patrimonio de la Humanidad, de los Castillos y de los Descubridores son los itinerarios que propone el Gabinete de Iniciativas Transfronterizas para conocer tanto Extremadura como el Alentejo.

monumento badajozUna de cal
Pueblos blancos, inmaculados y cargados de historia se desparraman por la provincia de Badajoz, en España, y por multitud de aldeas que rodean a las lusitanas Evora, Moura y Estremoz. Es una ruta larga que no se puede realizar en un fin de semana. Pero con tiempo y ganas no hay que dejar de visitar la señorial Zafra, especialmente las plazas Chica y Grande; las importantes muestras de mudéjar, gótico y barroco que se unen, de forma particular, en Azuaga; las casas encaladas de Villafranca de los Barros, Llerena o Los Santos de Maimona; la nobleza y blancura de Fregenal de la Sierra o el encanto de las calles de Jerez de los Caballeros, donde el ambiente popular extremeño se funde con la arquitectura serrana andaluza. Flores multicolores se desprenden por iluminadas paredes y enrejados singulares.

El blanco también se deja ver en el Alentejo. Estremoz, tan sólo una pequeña muestra, presume de sus humildes casas, al igual que de algunos edificios señoriales, lo que confirma la presencia de reyes y ejércitos en otros tiempos. Dicen que Serpa, Barrancos y Moura son las localidades que mayor semejanza muestran con España. En cualquier caso, no hay que marcharse sin visitar a los numerosos artesanos que el viajero se irá encontrando a lo largo de esta extensa ruta.

Joyas religiosas.- el monasterio de Guadalupe, la iglesia de San Martín, en Trujillo, la peculiar catedral de Plasencia, el conventual de San Benito y la iglesia de Nuestra Señora de Almocóvar, en Alcántara; la iglesia de Santa María la Mayor, en Brozas; la concatedral de Santa María y la iglesia de Santiago, en Cáceres, forman parte de esta ruta de joyas de la arquitectura religiosa que termina, en su vertiente española, con la iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, en Valencia de Alcántara. Muy cercana a la población española, se encuentra la lusitana Castelo de Vide con numerosas capillas e iglesias y comienzo de la ruta en tierras portuguesas. La sé de Portalegre y el convento de San Bernardo; la iglesia de los Afligidos, en Elvas; los conventos y las iglesias de Vila Viçosa, Estremoz, Beja, Elvas, Serpa, Mértola y Castro Verde completan el itinerario.

monumento badajozDesde la noche de los tiempos.- entre los numerosos yacimientos y restos del pasado que se pueden encontrar entre Extremadura y Portugal, concretamente en la zona del Alentejo, hay que destacar, en tierras lusas, los conjuntos megalíticos de Monsaraz y Castelo de Vide; el castro de Segóvia, en Campo Maior, y el dolmen adaptado a capilla, en San Brissos, sin contar con los numerosos vestigios romanos de Evora, Mértola, Monforte o Beja. La versión española permite contemplar el conjunto de dólmenes de Valencia de Alcántara o las pinturas rupestres de Monfragüe. Los romanos dejaron tras de si una huella imborrable en Mérida, la antigua Emerita Augusta, en Alcántara, con su puente, una de las mayores obras de ingeniería de la historia, o en las murallas de Cáceres.

En busca del patrimonio mundial.- tanto Extremadura como el Alentejo gozan de importantes ciudades y monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Una buena muestra de la riqueza de estas tierras, salvajes y sanas, que despiden belleza por los cuatro costados. La visita a Guadalupe, Evora, Mérida y Cáceres es suficiente para conocer de la calidad tanto humana como monumental y natural de estos pagos.

De almenas, torres, y leyendas.- fortalezas y castillos que se presentan ante el visitante con solera. Destaca la fortaleza redonda de Arraiolos y las de Evoramonte, Beja y Estremoz. En España, los de Alburquerque, Medellín o Coria merecen una visita.

Olivenza BadajozTierras de conquistadores.- portugueses y españoles se lanzaron a la aventura en busca de nuevos mundos. A su regreso, la riqueza que trajeron consigo se dejó ver en la arquitectura y en la forma de vida. Alvito, Beja, Jerez de los Caballeros, Brozas, Barcarrota, Llerena o Trujillo son algunas muestras.

Oficinas de Información Turística
Badajoz. Plaza de la Libertad, 3. Tel.- 924 22 27 63.
Olivenza. Plaza de España, s/n. Tel.- 924 49 01 51.
Alburquerque. Plaza de España, s/n. Tel.- 924 40 00 00.
Alcántara. Avda. de Mérida, 21. Tel.- 927 39 08 63.
Moraleja. Avda. de Pureza Canelo, s/n. Tel.- 927 14 70 88.
Valencia de Alcántara. C/ Hernán Cortés, 3. Tel.- 927 58 03 44.

Yantar y pernoctar
La gran cantidad de localidades que conforman La Raya de Extramadura, tanto a un lado como a otro de la frontera, permite encontrar las más diversas calidades y precios en cuanto a alojamientos y establecimientos hosteleros.

La gastronomía extremeña consta de pocos ingredientes y mucha imaginación. En invierno, destacan las sopas de tomates, patatas, espárragos silvestres, gallina, jamón, cachuela, hígado, habas, pan con aceitunas, de obispo o de caldo de cocido con hierbabuena.. No obstante, los platos suelen elaborarse teniendo como base el cerdo, produciendo, además, excelentes jamones, lomos, morcillas, salchichones y costillas.

La gastronomía alentejana, amén de las sopas, amplía el recetario con aves de corral y caza, como las perdices a la moda de fronteira o el conejo estofado o empanado. No faltan los productos del cerdo y el cordero asado, bien acompañado con garbanzos y judías verdes en el caso del cocido.


 

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